Gideon caminó hacia Sam, quien miraba nostálgico la fogata en el centro de la terraza.
--¿Cuál es el inconveniente, Sam?
Sam miró nostálgico a Gideon, tragó saliva y luego habló:
--Ya no quiero seguir con todo esto.
Gideon quiso hablar, pero Sam lo interrumpió
--Y quiero que tú, Das y la tía Kekeyi detengan ese absurdo plan de descifrar el contenido de esas tres páginas. En pocas palabras, quiero que nos rindamos y esperemos a que los miembros de La Compañía nos encuentren y así acabar de una vez por todas con todo esto.
--¿Cuál es el inconveniente, Sam?
Sam miró nostálgico a Gideon, tragó saliva y luego habló:
--Ya no quiero seguir con todo esto.
Gideon quiso hablar, pero Sam lo interrumpió
--Y quiero que tú, Das y la tía Kekeyi detengan ese absurdo plan de descifrar el contenido de esas tres páginas. En pocas palabras, quiero que nos rindamos y esperemos a que los miembros de La Compañía nos encuentren y así acabar de una vez por todas con todo esto.
Gideon no sabía qué decir. Estaba anonadado por la petición de Sam.
--Sam. Sam, Sam, mira a tu alrededor. Nunca habíamos tenido tanta ventaja como en este momento...
--¡¿Ventaja?! ¡Mira a tu alrededor, Gideon! ¡Mira a la tía Kekeyi! ¡Sólo DIOS sabe si volverá a mover el brazo! ¡Mira a Das! ¡Tiene fracturada la nariz! ¡Mírate tú mismo, Gid, estás todo golpeado! ¡Destruyeron tu auto! ¡El único que has tenido en toda tu vida y el que compraste con tanto trabajo y sacrificio! ¡Mira tu rostro! ¡Mira el mío! ¡No hemos comido bien, ni tampoco hemos dormido bien! ¡Sólo DIOS sabe qué le están haciendo ahora mismo a nuestra casa! ¡El único patrimonio que nuestros padres nos dejaron! ¡Ya no quiero más problemas! ¡Nos han apuntado con armas de fuego en más de una ocasión y otras más nuestras vidas han estado en peligro! ¿Crees que es justo, Gideon?...
--Sam. Sam, Sam, mira a tu alrededor. Nunca habíamos tenido tanta ventaja como en este momento...
--¡¿Ventaja?! ¡Mira a tu alrededor, Gideon! ¡Mira a la tía Kekeyi! ¡Sólo DIOS sabe si volverá a mover el brazo! ¡Mira a Das! ¡Tiene fracturada la nariz! ¡Mírate tú mismo, Gid, estás todo golpeado! ¡Destruyeron tu auto! ¡El único que has tenido en toda tu vida y el que compraste con tanto trabajo y sacrificio! ¡Mira tu rostro! ¡Mira el mío! ¡No hemos comido bien, ni tampoco hemos dormido bien! ¡Sólo DIOS sabe qué le están haciendo ahora mismo a nuestra casa! ¡El único patrimonio que nuestros padres nos dejaron! ¡Ya no quiero más problemas! ¡Nos han apuntado con armas de fuego en más de una ocasión y otras más nuestras vidas han estado en peligro! ¿Crees que es justo, Gideon?...
(La Biblioteca Secreta, Victor Hugo Barrera Arellano, 2011)
cada día me gusta más tu novela la bliblioteca secreta
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