...A las afueras del
cementerio, Salas se despedía de la viuda del Jefe Sosa.
—Estoy para servirle. Cuando
sea, donde sea y como sea.
Hilary López se acercó a
Salas.
—Teniente Javier Salas. Mi
padre quiere verlo ahora.
—Gracias, Señorita Hilary.
Enseguida voy.
En la carretera, en una
turbo—limosina, el Candidato a Gobernador, acompañado de Hilary, conversaba con
Salas.
—Bueno, Teniente Salas,
ahora hay una vacante en el departamento de policía del Estado. La de Jefe.
Pero nadie quiere serlo, y los que quieren son corruptos, como Omar Cerda y
Pablo Núñez. Hilary investigó tu trayectoria y creí que eras el más apto para
el puesto y te habría dado todo mi apoyo una vez que yo ganara las elecciones
para Gobernador.
—¿Por qué habla en pasado,
Señor López?
—Después de escuchar tu
discurso de hoy y de jurar que le devolverás la seguridad al Estado…
—¿Acaso cree que no podré
hacerlo?
—Sinceramente, no. Porque
estás solo en esta lucha. Claudio murió. No te ofendas, pero no eres el
Procurador de Justicia de Morelos; Edgar Ramos, para acabar con todo el crimen
de Hidalgo. Me enteré que cuando eras
estudiante de policía y capturaste al Loco Arriaga junto con Claudio,
destruyeron media capital y se tardaron años en reconstruirla, ocupando gran
parte del presupuesto. Cosa que no pienso apoyar ahora.
La turbo—limosina dio vuelta
en la esquina de una zona comercial de Pachuca...
En el interior del vehículo,
Salas debatía con Paulo López.
—Sr. López, le informaron
mal. Yo no capturé al Loco Arriaga, ni tampoco el Jefe Sosa
En las calles, un joven de
cabello chino y pelirrojo entró a una joyería.
En el interior del vehículo,
Paulo López comenzaba a discutir con Salas.
—Entonces ¿Quién? No me
digas que El Loco Arriaga se entregó solo al ver la incompetencia de la
policía.
—Nunca he sido un policía
incompetente, ni el que capturó al Loco tampoco lo era.
—¿Quién capturó al Loco
Arriaga?
—Lo capturó…
La turbo—limosina se detuvo
afuera un negocio que estaba antes de la joyería y detrás de una
turbo—camioneta, de pronto, la joyería explotó y la explosión volteó la
turbo—camioneta.
Salas se alarmó el ver la
explosión y salió rápidamente de la turbo—limosina.
En las calles, Salas
observaba que tres chicos iguales y vestidos de azul, sólo que uno con cabello
lacio y rubio, otro con cabello corto y negro y uno con cabello pelirrojo y
chino salieron de la joyería y se detuvieron al ver la turbo—camioneta volteada.
—¿Qué conseguimos esta
vez?—preguntó uno de Los Trillizos llamado Teodoro.
—Uno grande—respondió el
Trillizo llamado Roberto mostrándoles a sus hermanos un diamante enorme.
—Sirvió tu plan, Roberto.
Ahora sí los Escorpiones tendrán que hacer un esfuerzo para superarnos—dijo el
tercero llamado Jacobo, quien al mirar el diamante, observó por el reflejo, a
Salas que les apuntaba con su arma láser.
—¡No se muevan, Trillizos!
Varias turbo—patrullas
llegaron rodeando a los Trillizos, los policías humanos salieron de los
vehículos y les apuntaron a los Trillizos con sus armas láser.
—Otra vez esos policías
necios. ¿Qué no saben que no pueden detenernos?—dijo Teodoro.
—Yo me encargo—dijo Roberto
dando un paso al frente.
—¡Fuego!—ordenó Salas al resto
de los Policías.
Roberto formó una esfera
gigante con su guante y la esfera protegió a sus hermanos y a él de los
disparos láser, la mayoría de los tiros rebotaron e impactaron a varios
policías y a los turbo—autos provocando que la gente se bajara de los
vehículos.
Teodoro sacó un gancho de
sus dos guantes y con ellos les quitó sus armas láser a los policías restantes
incluyendo a Salas, luego, dirigió sus ganchos hacia algunas turbo—patrullas y
las arrojó sobre los otros turbo—autos.
Hilary y el Gobernador
salieron de su turbo—limosina y corrieron, una turbo—patrulla cayó sobre su
turbo—limosina luego de que salieran y el impacto provocó que una llanta
saliera volando, golpeara al Gobernador y lo tirara.
—¡Papá!—gritaba Hilary sin
darse cuenta que una turbo—patrulla fue arrojada por Teodoro y estaba a punto
de caerle encima, Salas se dio cuenta de eso y corrió hacia Hilary.
—¡Hilary!—Salas se aventó a Hilary justo antes de que la
turbo—patrulla cayera, ambos cayeron a un lado del lugar donde la
turbo—patrulla impactó el piso destruyéndose completamente por el impacto.
—Oficial, debe ayudar a mi
padre—pedía Hilary a Salas.
Jacobo y Teodoro se
acercaban a Hilary y Salas.
—La dama viene con
nosotros—dijo Jacobo mientras ponía la mira del láser de su guante sobre el
pecho de Salas y luego le disparaba alejándolo de Hilary, Teodoro usó su gancho
para amarrar y traer a Hilary hacia él.
—¡Auxilio! ¡Auxilio!
¡Ayúdenme!
—Todos pónganse la capucha,
es hora de irnos—ordenó Roberto, luego, los Trillizos se pusieron la capucha de
su traje, tocaron la letra de su lado izquierdo y desaparecieron incluyendo a
Hilary. Todos los policías y personas que estaban cerca se asombraron al ver lo
sucedido.
Momentos después, Salas era
atendido, junto con Paulo López, en una turbo—ambulancia, por Médicos Robots.
—De esto te hablaba,
Teniente. Los Trillizos y los Escorpiones roban y destrozan cómo y cuánto
quieren en Pachuca. No quiero parecer envidioso, pero, si viviéramos en
Cuernavaca, Morelos, el héroe de ahí habría puesto en su lugar a esos
criminales. Necesitamos a alguien como él, que no tenga miedo de atrapar a los
villanos. Ahora los Trillizos tienen a mi Hilary.
Las palabras de Paulo López
generaron una idea en Salas.
—¿Quiere recuperarla, Sr.
López?
—Claro, es mi hija y la amo.
—Entonces autorice un
descongelamiento ahora. Creo que ya es tiempo.