viernes, 16 de noviembre de 2018

EL GUARDIÁN (Novela Completa)


EL GUARDIÁN


Por: Victor Hugo Barrera







Ó        Victor Hugo Barrera Arellano 2011

ISBN: 9781977050045

Diseño de Portada: Victor Hugo Barrera Arellano y Baeeprojects






PRÓLOGO

ACÁMBARO, GUANAJUATO, MÉXICO.
DICIEMBRE DE 2006.

La Señora Diana Prado despertó, luego que la alarma de su reloj de buró sonara, apagó la alarma, se colocó los lentes y las pantunflas para salir del cuarto rumbo a la cocina.

Ahí, se preparó un café bien cargado y encendió su viejo televisor en el canal de siempre; Quiriat-Arba de VisiónTV, en el noticiero matutino Brevis, del periodista Otis Campanella, quien se caracterizaba por exagerar cada reporte que daba generando muchas veces miedo y caos entre las personas que lo escuchaban.
Aunque esta vez, Campanella dirigía sus reproches hacia el Presidente de México.
—Por si no se ha dado cuenta, Señor Presidente, México pasa por un proceso de colombianización. Se lo traduciré a un lenguaje entendible para Usted. El pandillerismo aumenta día con día, los sicarios ejecutan ya no sólo a los políticos, sino a la gente común y corriente también. Y Ustedes, el Gobierno Federal, no han podido frenar la inseguridad, el crimen y las ejecuciones y lo peor, el desempleo. Según estadísticas recientes, el desempleo es la causa principal de la delincuencia. Pero mi pregunta para Usted es ¿Qué ha hecho por nosotros, Señor Presidente?

En ese momento, Doña Diana escuchó que un taladro perforaba el muro de la ventana junto a la puerta principal de la casa, así se levantó del sillón, con su taza de café en las manos, y abrió rápidamente la puerta viendo a su hijo menor; Jonás Prado, colocar nuevos barrotes de seguridad en la ventana.
Sin embargo, Doña Diana observó también que Jonás había quitado los barrotes anteriores que estaban en muy buen estado todavía.
—Veo con preocupación que te has obsesionado con mejorar la seguridad de la casa, todos los días antes de ir a trabajar y antes de irte a dormir, hijo—Doña Diana levantó uno de los barrotes mirándolo en busca de algún defecto—Dime ¿Qué tienen ahora estos barrotes que deben ser cambiados?
— ¿Ves esos rayones a la mitad del barrote?
Doña Diana asintió.
—Son marcas de golpes con un desarmador. Escuché ruidos anoche, pero cuando salí a ver el responsable ya se había escapado.
—Gracias a Dios por eso. Supongo que ya no pudiste dormir luego de eso.
Jonás sacudió la cabeza.
—Hijo, todo esto del pandillerismo y la delincuencia te está volviendo… paranoico.
—Si no quieres que esté paranoico, puedes dejar de ver las noticias.
—Si tan sólo dejaras de pensar en proteger la casa dentro de una burbuja, lo haría.
Jonás miró preocupado y pensativo a su madre.
—Hace unos meses comenzaron a suceder ejecuciones cada fin de semana en Acámbaro. Y en su mayoría de mujeres. Temo por ti y por la vida de mi hermana Marisa. Es viuda y madre de un pequeño niño. Sólo me tienen a mí y no soy garantía de sustento económico.
— ¿Por qué dices eso? Trabajas para mantenernos a todos. Lo que ganas lo ocupas para surtir la despensa y estar al pendiente de nuestra salud y nuestra seguridad.
—Hace unos meses comenzaron los despidos en la Fábrica. Todos los días le digo adiós a uno de mis compañeros. Temo que llegue el día en que al que tengan que decirle adiós sea a mí.
Jonás bajó la escalera mostrándose cabizbajo.
—No dejes que el estrés sea el que te consuma, hijo. Mejor deja que el tiempo que pasas haciendo lo que más amas lo haga. Si te despiden no será el fin del mundo. Siempre es bienvenido un gran Ingeniero en Electrónica como tú.
Jonás besó la mano de su madre, la abrazó y Raúl Cortés, hijo de Marisa, llegó corriendo emocionado.
— ¡Abuelita! ¡Abuelita!
Raúl abrazó a Doña Diana.
— ¿Listo para ir a la Escuela?
Raúl asintió.
—Bien. Pues vamos a desayunar. Mis dos hombres de la casa necesitan energía para ser los Guardianes de la Familia.
Doña Diana llevó a Raúl de vuelta a la casa, para desayunar, mientras Jonás miraba sonriente a su madre y sobrino.

Esa misma noche, y luego de reforzar una vez más los barrotes de puertas y ventanas, Jonás tuvo el mismo dilema que lo asediaba por meses; mirar en la Agenda de su teléfono celular, buscar en la letra “B” y señalar el nombre de contacto “Barbie” y titubear sobre presionar el botón de llamar o de volver al Menú Principal. Esto último era lo que sucedía todo el tiempo y esa noche no fue la excepción.

Jonás se sentó en el sillón a ver una película acompañado de su perro gran danés de nombre “Guardián”, el cual se echó a los pies de su dueño y al igual que éste se quedó dormido luego de unos minutos.

De pronto, Guardián se despertó levantando la cabeza y mirando a la defensiva en dirección a la ventana.
— ¿Qué pasa, Guardián? ¿Qué escuchaste?—dijo Jonás en voz baja y sin moverse del sillón.
Guardián se levantó y se preparaba para ladrar, pues la sombra de una persona se apreciaba desde la ventana.
—Quieto—ordenó Jonás—Si ladras, huirá corriendo y nunca sabremos quién trata de hacernos daño.
Guardián se recostó en el piso lentamente, luego de una señal de su amo, el cual se deslizó por el sillón hasta llegar junto a su perro y luego dirigirse pecho tierra a las recámaras de la casa.
La sombra pertenecía a un sujeto vestido de negro y cuyo rostro no se distinguía por la noche. En efecto era un ladrón. Uno que ya había intentado entrar a la Casa Prado tiempo atrás, pero la seguridad puesta por Jonás se lo había impedido.
Sólo que esta vez, el ladrón llevaba u cincel tan afilado que rompería los barrotes sin tanto esfuerzo…





I

Marisa y Raúl dormían tranquilamente en la cama de su cuarto, que se localizaba en el segundo piso de la casa. De pronto, una mano masculina cubrió la boca de Marisa, ésta despertó asustada viendo a Jonás, quien le pedía guardar silencio.
—Saca a tu hijo de aquí. Vayan al cuarto de mi madre y no salgan hasta que yo les diga.
Marisa asintió, cargó a Raúl en sus brazos y salió rápidamente del cuarto.
Jonás por su parte, abrió discretamente la cortina de la ventana para abrirla lentamente y ver que el ladrón seguía golpeando uno de los barrotes de la ventana del primero piso, y lo peor era que ya había conseguido quitar el primero de ellos.
Jonás pensó un poco la situación y después tuvo una idea peligrosa.

El ladrón golpeaba el barrote con el cincel hasta lograr sacarlo de su lugar. Después, colocó su cincel en el suelo, pero al momento de levantar su mano, Jonás cayó pisándolo. Por increíble que parezca, el ladrón no sintió dolor alguno y miró impresionado a Jonás, quien conectó su puño con la cara del ladrón, el cual cayó de trasero.
Sin embargo, el ladrón se levantó, ante el asombro de Jonás, quien se preocupó aún más al ver que el ladrón sacó una navaja de su bolsillo.
—Debiste dejarme saquear tu casa, imbécil.
El Ladrón quiso herir a Jonás en el cuello, pero éste le detuvo el brazo forcejeando hasta azotar al ladrón contra el muro de la casa.

El golpe se escuchó hasta el segundo piso causando miedo en Marisa y Doña Diana.
—Está peleando con el ladrón—expresó asustada Marisa.
—O Tal vez el ladrón lo está golpeando—dijo Doña Diana mientras tomaba el celular de Marisa y se lo daba a ésta—Llama a la policía ahora. No esperaré a que mi hijo resulte herido.
Marisa marcó inmediatamente al número de emergencias.
Emergencias, ¿Cuál es la emergencia?
— ¡Por favor envíen una patrulla! ¡Un ladrón se metió a robar a mi casa y está lastimando a mi hermano menor!
¿Cuál es la dirección?
—Es calle…—Marisa se dio cuenta que Raúl ya no estaba en el cuarto—Un momento, ¿Dónde está Raúl?
Doña Diana buscó asustada y con la mirada a su nieto.

Raúl bajó corriendo las escaleras y se dirigió a la ventana de la sala. Guardián se puso de pie y en estado de alerta cuando vio al niño correr hacia la ventana.
—No hagas ruido, Guardián. Mi tío necesita nuestra ayuda.
Raúl abrió ligeramente la cortina de la ventana viendo a su tío Jonás forcejear con el ladrón, pues éste no soltaba la navaja por más esfuerzos que hiciera Jonás, quien ya sujetaba los dos brazos del ladrón.

De pronto, el ladrón le dio un cabezazo a Jonás a la altura del párpado derecho, Jonás movió su cabeza de tal forma que el ladrón impactó su nariz contra la frente de Jonás causándose a sí mismo una fractura.
El dolor provocó que el ladrón soltara la navaja, momento que Jonás aprovechó para darle dos cabezazos en el pecho, y al querer impactar el tercero, el ladrón colocó su rodilla al frente impidiendo que Jonás lo lastimara.
Después, el ladrón empujó con su rodilla a Jonás enviándolo al suelo. Éste observó de reojo que la navaja estaba muy cerca del ladrón, quien al ver su arma estiró su brazo para tomarla, pero Guardián llegó mordiendo la mano del ladrón, el cual trató de zafar su mano de la mandíbula del perro, quien mordía cada vez más fuerte.
Jonás conectó varios puñetazos en el rostro del ladrón hasta que finalmente, éste cayó inconsciente. Guardián dejó de morder y se acercó a su dueño, quien lo acarició orgulloso.
—Bien hecho, Guardián. Buen trabajo.
Jonás miró a Raúl parado en la puerta de la casa junto a Marisa y Doña Diana. Segundos después, una patrulla con dos policías a bordo, arribó al lugar.


Muchas Familias planean, en ocasiones, ver el amanecer todos juntos. En el caso de la Familia Prado, ellos pudieron ver el amanecer sin necesidad de planearlo.
Sólo que dicho suceso fue admirado desde la Agencia del Ministerio Público de Acámbaro. Lugar donde Jonás tuvo que pasar el resto de la noche para dar su declaración respecto a lo acontecido con el ladrón y éste fuera procesado.
Marisa, Raúl y Doña Diana decidieron acompañarlo por temor a una represalia de algún compañero del ladrón.
—Toma, Jonás. Te traje un café—dijo Marisa acercándole el vaso de unicel a su hermano, quien tenía un ojo morado y el otro comenzaba a cerrarse por el sueño—A partir de esta noche serás famoso en toda la colonia.
— ¿Ah sí? ¿Por qué?
—Antes de que salieras de dar tu declaración, un reportero del Periódico “Peligro” se acercó a mí en busca de una exclusiva.
—Por favor, no me digas que le contaste lo que pasó.
— ¡No! Claro que no. Yo sólo…
Jonás miró fijamente a su hermana.
—Sí lo hiciste, Marisa. ¿Por qué? Ese Periódico es el más amarillista y mentiroso de todo Guanajuato.
—Me ofreció dinero a cambio de la entrevista. Y tú sabes lo necesitados que estamos en estos momentos.
—Lo entiendo. Pero no voy a perder mi dignidad y mi ética por unos cuentos pesos.
—Créeme que no me dieron tan poquito. Será suficiente para cubrir el dinero que te descuente la Empresa por faltar a trabajar en estos días.
En ese momento; el Agente Javier Flores se acercó a Jonás y Marisa.
— ¿Señor Jonás Prado?
—Soy yo. Dígame.
—Luego de tomar su declaración, levantamos el reporte pertinente y encontramos que este muchacho, quien responde al nombre de René Tapia, pertenece a una Pandilla conocida como “Los Gatos Salvajes”, la cual es responsable de muchos robos a casas, robos de autos y asesinatos a periodistas y funcionarios públicos. Su reporte es uno de tantos que tuvimos durante el último año y medio. Sólo nos hacía falta la captura de uno de los miembros de la Pandilla para comenzar a perseguir a los demás.
El Agente Flores acercó su mano a Jonás.
—Muchas Gracias, Sr. Prado. Su colaboración nos permitirá capturar a esos criminales.
Jonás estrechó la mano del Agente ante la sorpresa de Marisa, Doña Diana y Raúl.
— ¿Quiere decir que mi tío es un héroe?
Es más que un héroe, muchachito. Es un Patriota.
El Agente Flores se alejó de los Prado mientras Doña Diana, Marisa y Raúl abrazaban a Jonás, quien no podía creer las palabras del Agente.

En el Cuarto de Interrogación, René permanecía en estado de completa quietud, sentado frente a una mesa y esposado de manos, las cuales tenía colocadas sobre sus propias piernas.
La puerta del cuarto se abrió, René no cambió su postura mientras el Agente Javier Flores se sentaba frente a él y colocaba el enorme expediente, en su contra, sobre la mesa.
— ¿Y bien? ¿Vas a decir algo?
René mostraba señales de no estar escuchando.
—René, con todos estos cargos en tu contra, te condenarán a 10 años mínimo, en una Prisión Federal. Pero podrás reducir esa condena si me entregas a todos tus compañeros de Pandilla. Y sobre todo, a tu líder.
René seguía sin responder de ninguna manera.
— ¿Entonces? ¿Acaso vas a permitir que te encierren con tal de cubrir a tus “amigos”?
La puerta del cuarto se abrió, el Oficial Jesse Barbosa entró mirando molesto a Flores.
— ¿Sigue sin decir nada?
— ¿Tú qué crees?
—Descuida. Déjamelo a mí. Yo lo haré hablar.
—Este es mi caso, Barbosa.
—Ya no lo es, Flores. Y si tienes alguna duda, comentario o exigencia de explicación, habla con el Jefe.
—De eso puedes estar seguro—Flores tomó el expediente y salió molesto del cuarto.
Barbosa se acercó a René, lo miró fijamente y luego sonrió.
— ¿Qué tanta cosa te metiste ahora, Gato? Te ves peor que la última vez que te ayudé.
—La última vez no me capturaron.
—En eso tienes razón. Y eso me preocupa mucho—Barbosa se sentó colocando la silla al revés, frente a René—Ahora la Policía cree que capturar a los Gatos Salvajes es fácil gracias a que tú fallaste.
—Yo no fallé. Sólo que no contaba con que el dueño de la casa me estaría esperando. Las dos veces anteriores fue tan sencillo.
—Robar tanques de gas y plantas exóticas para revenderlas no requiere tanto cuidado como saquear una casa. Tu error puede costarnos caro a todos. Pero pienso darte otra oportunidad para reivindicarte.
Barbosa sacó una llave y abrió las esposas de René, al momento de hacerlo, ambos miraron su tatuaje con forma de una garra en la muñeca derecha del otro.
— ¿Qué está haciendo?
—Dándote la oportunidad de escapar. Pero a cambio, tendrás que asesinar a la persona que te capturó y a toda su Familia con él.
René miró emocionado a Barbosa.

En la Oficina del Jefe Garamond; Flores argumentaba de pie frente al escritorio.
— ¡Yo levanté todos los reportes! ¡Hice las investigaciones pertinentes! ¡Merezco llevar el caso…!
Todos en la Delegación escucharon un grito y un fuerte golpe, provenientes del Cuarto de Interrogación.
Flores entró corriendo al Cuarto de interrogación viendo a Barbosa tirado en el piso, con la nariz rota y la ventana del cuarto abierta.
— ¿Qué pasó?
—Me atacó. El Gato Salvaje me atacó.
Flores corrió de vuelta a la Oficina del Jefe para dar la noticia e iniciar el proceso de búsqueda.





II

Esa misma tarde; René estaba en medio de un callejón, localizado a las afueras de Acámbaro, silbando tan fuerte como podía, la melodía de auxilio de los Gatos Salvajes.
De pronto, muchos pandilleros destructores llegaron rodeando a René, todos vestidos de negro, y maquillados con ojeras, hocico y bigotes en la cara.
— ¿Qué fue lo que ordenó Fiera?
—Es hora de la venganza. Saqueen, Destruyan y no dejen a nadie con vida.
Todos los destructores asintieron y se mostraron emocionados mientras René terminaba de maquillarse igual que sus compañeros.

En la noche; Jonás dormía en el sillón, cuando de repente, Guardián se acercó a él, poniéndole las patas sobre el pecho y lamiéndolo. Era una señal que avisaba sobre un peligro inminente.
Jonás se despertó asustado y miró por la ventana que algunas sombras se acercaban a su casa. Luego, Jonás caminó hacia el patio trasero viendo que más sombras de pandilleros destructores comenzaban a escalar la barda para entrar a la propiedad.

Jonás abrió una pequeña puerta que conducía a un apretado sótano, después, Doña Diana, Marisa y Raúl entraron asustados al lugar.
—No salgan hasta que yo les diga. Y por favor, que esta vez Raúl no escape de tus manos, Marisa.
—Descuida. Ya llamé a la Policía. No tardarán en llegar.
—Eso espero. Por lo pronto, Guardián y yo nos haremos cargo.
—Esos destructores deben traer armas, hijo.
—Yo tengo las mías también, Madre.
—Sí, pero disparan diábolos.
Todos escucharon que los pandilleros entraron a la casa rompiendo las ventanas.
—Eso ellos no lo saben.
Jonás cerró la puerta del sótano y tomó inmediatamente su rifle de diábolos y su pistola de balines, para luego dirigirse a la Sala de la Casa.
Dos Destructores entraron al cuarto de Jonás y caminaron hacia la puerta del mismo, de pronto, Guardián se arrojó al cuello de uno de ellos tirándolo al piso.
El otro destructor quiso dispararle al perro, pero Jonás llegó disparándole dos diábolos que le tiraron el arma al Destructor, luego, Jonás lo golpeó en la cara, dejándolo inconsciente.
Jonás le quitó el arma y luego le disparó en una pierna al destructor que había mordido Guardián.
—Buen trabajo, muchacho—dijo Jonás al perro—Vamos a los otros cuartos.
Ambos salieron del cuarto, Jonás le disparó a un destructor que venía subiendo las escaleras, enviándolo de vuelta al primer piso.
Guardián entró al cuarto de Doña Diana mordiéndole el trasero a un Gato Salvaje que saqueaba el alhajero, el otro destructor quiso dispararle al perro, pero impactó a su propio compañero en el abdomen.
Jonás entró disparándole en el hombro al Gato Salvaje tirándole el arma y dejándolo herido en el piso.
—Nadie le dispara a “Guardián”.
Jonás le quitó el arma al Gato Salvaje y salió del cuarto junto con Guardián.
Varios Gatos Salvajes caían por las escaleras, pues Jonás les había disparado en las piernas para dejarlos fuera de combate.
Jonás y Guardián bajaban las escaleras viendo a algunos destructores tratar de sacar muebles de la casa.
—La mudanza se canceló.
Jonás les disparó a dos destructores dejándolos heridos y provocando que el sillón les cayera encima.
Guardián, por su parte, mordía a otro Gato Salvaje en la cara. Jonás quiso disparar de nuevo, pero las balas de las armas se habían terminado.
— ¿Qué pasa… Jonás? ¿Tu hombría terminó con las balas?—expresó un destructor cuya voz era idéntica a la de René.
—Claro que no—Jonás arrojó las armas golpeando en la cara a dos Gatos Salvajes—Puedo con todos, sea como sea.
Jonás se arrojó sobre René tirándolo al piso y golpeándolo en la cara.
Sin embargo, el resto de los Gatos Salvajes intervinieron en la pelea quitando a Jonás de encima de René y comenzando a golpearlo entre todos.

Marisa y Raúl escuchaban asustados los ruidos de la pelea. Doña Diana tomó un martillo y un desarmador, dándole este último a Marisa.
—Mamá, ¿Qué haces?
—Debemos ayudar a tu hermano.
—¿Y yo?
Doña Diana tomó unos clavos y se los dio a su nieto.
—Esto va en contra de todo lo que te he enseñado, pero es por una buena causa. Si un destructor quiere atacar a uno de nosotros, entiérraselo en una pierna.
—¡Mamá!—expresó asustada Marisa.
—Ya dije. Vamos.
Doña Diana abrió la puerta del sótano golpeando la chapa con el martillo hasta romperla.
Los tres salieron y vieron que los Gatos Salvajes golpeaban a Jonás.
—¡Ahí están! ¡Vamos a ayudarlo!
En ese momento, tres Gatos Salvajes más altos y fuertes sujetaron a Marisa, Raúl y Doña Diana.
“Fiera”, líder de la pandilla, llegó mirando despectivamente a los tres familiares.
—¿Qué se supone que iban a hacer? ¿Jugar al héroe?
—¡Déjennos en paz!—exigió Doña Diana—¡Nosotros no les hicimos nada!
—Capturar a uno de mis hombres fue más que suficiente.

En la Sala; Jonás logró librarse de los Gatos Salvajes que lo sujetaban arrojándolos contra el piso, después, impactó a René en la cara tirándolo de trasero.
Fiera llegó apuntándole con su arma a Jonás.
—¡Ni lo intentes!
Jonás observó aterrado a su madre, hermana y sobrino ser sujetados por Gatos Salvajes.
—Creo que eres valiente, muchacho. Qué lástima que tu valentía no sea valorada en estos días.
Fiera le disparó a Doña Diana en el corazón matándola frente a su familia.
Jonás, Marisa y Raúl gritaron aterrados. Fiera le disparó en una pierna a Jonás enviándolo al piso.
—Esta es una lección para ti y todos los que quieran jugar al héroe. Si se enfrentan a los Gatos Salvajes, todos sus seres queridos morirán frente a sus ojos.
—Asesinaste a mi madre. Aún así te daré la oportunidad de dejar ir a mi hermana y su hijo, para que tú y yo acabemos con esto.
Fiera miró burlonamente a Jonás.
—¿En serio crees que voy a acceder a tus demandas, Jonás?
—Cuando Guardián llegue, corran a la salida y no se detengan.
—¿Disculpa?
—No se detengan, ni vuelvan por mí.
Fiera volteó para dispararle a Marisa, pero Guardián llegó mordiéndolo en la cara, éste disparó, pero el tiro dio en la frente del destructor que sujetaba a Marisa, la cual le encajó el desarmador, en el pecho, al Gato Salvaje que sujetaba a Raúl.
Ambos salieron corriendo de la casa. Otros destructores trataron de impedir que Marisa y Raúl escaparan, sin embargo, Jonás se atravesó en su camino consiguiendo tirarlos y golpear a algunos de ellos.
Fiera se quitó de encima a Guardián disparándole y matándolo. Después, se puso de pie y miró que Jonás golpeaba hincado a un Gato Salvaje. Fiera le disparó por la espalda a Jonás dándole muy cerca del corazón, éste cayó inmediatamente al piso.
Fiera se acercó, denotando sus heridas en la cara, al resto de los Gatos Salvajes que aún podían pelear.
—La Policía viene en camino, Jefe.
—Saqueen lo que puedan y vámonos. Ya no hay nada que arreglar aquí.
—¡Sí Señor!
Los Gatos Salvajes saquearon lo que pudieron mientras Fiera miraba a Jonás desangrarse en el piso.
Marisa y Raúl corrían asustados por la calle, un auto estuvo a punto de atropellarlos, pero se detuvo. El conductor del vehículo bajó asustado viendo a la madre y a su hijo en pijama, con marcas de violencia física, y muy aterrados.
Luego de un momento de ansiedad, Marisa le contó lo sucedido al Conductor.
La Policía llegó a la Casa Prado, o más bien dicho, lo que quedó de ella. El Agente Flores miró incrédulo la casa saqueada y a Jonás tirado y desangrándose en medio de la sala.
Flores llamó inmediatamente a una ambulancia, Jonás fue trasladado al hospital más cercano, siendo atendido en urgencias, donde hicieron todo lo que pudieron, pero el paciente fue declarado muerto.

Marisa, Raúl y algunos Familiares y amigos sepultaron a Doña Diana en el Panteón local.

Una vez terminado todo, Marisa y su hijo abordaron un autobús, con las pocas cosas que les quedaron, para huir del Estado.




3 MESES DESPUÉS…

Ni se imaginan lo que sucedió en el Estado X. No cabe duda que criminales hay en todo el Planeta, pero gente que tenga el valor de enfrentarlos, sólo en algunos países—Era la noticia del día en el noticiero de Campanella.

Jonás abrió los ojos debido al volumen tan fuerte que tenía la televisión en su cuarto del Hospital. Observó a su alrededor viendo que estaba solo y en un lugar bastante bien abastecido de recursos.
Jonás se sentó sobre la cama presionando accidentalmente un botón que mando llamar a la Enfermera, la cual entró impresionada al cuarto.
—¡No lo puedo creer! Despertó.
—¿En dónde estoy?
—En donde ha estado los últimos tres meses, Señor. En la Clínica de especialidades Santa María.
—¿Por qué me trajeron a un Hospital Privado?
—Fueron las órdenes del Detective Javier Flores. Él lo trajo aquí una vez que en el Hospital General lo declararán muerto.
Jonás tocaba su cicatriz en el pecho.
—Pues se equivocaron por muy poco.
—¿Quiere que apague el televisor?
—Sólo déjeme terminar de ver esa noticia.
La enfermera permaneció intrigada.
—…Este sujeto que mira en pantalla se hace llamar “El Protector”. Y se ha puesto en la tarea de asustar a los criminales y de cobrar venganza.
Jonás miraba fijamente la imagen del Protector en la televisión. Pues vestía gabardina y pantalón de cuero color azul marino, botas de casquillo negras y una máscara, al parecer de acrílico, que ocultaba su identidad.
—¿Usted también cree que debamos tener un Protector en nuestro Estado, Sr. Prado?—cuestionó la Enfermera.
—Tal vez.
Jonás se mostró pensativo y nostálgico.
—A pesar de sentirse bien deberá realizar tres sesiones de rehabilitación. Luego de eso, podrá irse. Si decide que aún no está listo para rehabilitarse, tiene derecho a tres comidas diarias y algún medio para entretenerse.
—¿Por ejemplo una computadora con Internet?
—Sí. Nos acaban de llegar algunas laptops. Déjeme ver si hay alguna disponible.
—Muchas Gracias.

Jonás entró a Internet buscando varias noticias sobre El Protector sin encontrar nada sobre su posible origen.
Luego de pensar un poco, Jonás buscó sobre ataques de pandillas o asesinos seriales a gente común en el Estado X, encontrando información sobre Henry O´Neal, quien fue atacado por un psicópata que no pudo ser capturado. Al contrario, Henry fue acusado de atacar a su Profesor de la Universidad.
—¡Enfermera! ¡Enfermera!
La Enfermera entró corriendo al cuarto.
—Dígame Señor Prado. ¿En qué puedo ayudarlo?
—Estoy listo para mis sesiones de rehabilitación.
—¿Quiere realizarlas todas el mismo día o una sesión por día?
—Todas el mismo día. Me gustaría irme de aquí cuanto antes.

Jonás hacía fila en el cajero automático. Había terminado su rehabilitación  era hora de realizar un viaje importante. Jonás verificó que su cuenta estaba vigente, y lo mejor, que el dinero que había ahorrado con tanto esfuerzo, aún seguía ahí.
Jonás sacó lo necesario y tomó un taxi al aeropuerto, donde compró su boleto al Estado X.
Mientras esperaba la salida de su vuelo, Jonás entró a un cibercafé e investigó más sobre Henry  O´Neal y El Protector. Logrando encontrar que El Protector usaba ropa blindada, una máscara que, además de alterar la apariencia del rostro, le permitía a Henry rastrear movimiento en la oscuridad. Además de usar dos armas, una que disparaba balas de aluminio rellenas de arena y otra que disparaba balas de hule rellenas con arena.
El momento de la salida del vuelo llegó, Jonás imprimió la información para leerla en el avión y salió rumbo a su destino.

Una vez en el Estado X; en el interior del sótano de una lujosa casa, por la noche. Henry O´Neal doblaba la ropa que usó cuando era El Protector y la puso dentro de un pequeño calentador, tomó un encendedor y estaba a punto de quemar la ropa, cuando Jonás Prado llegó de súbito al sótano.
—Por favor no hagas eso.
Henry volteó asustado, observó a Jonás, tomó el arma que disparaba balas de aluminio y le apuntó al Sujeto Desconocido para él. 
—¿Quién eres tú? Y ¿Qué haces aquí?
—No es lo que piensas. No vengo a lastimarte, sino vengo a pedirte ayuda.
—Ya no protejo a esta Ciudad. Y como Psicólogo tampoco puedo ayudarte. Vete de aquí.
—Vengo en son de paz. Me llamo Jonás Prado y soy de un País llamado México. ¿Lo conoces?
—Claro.
—Si pones atención a las noticias internacionales, verás que en mi país hay mucha delincuencia y hace falta alguien que haga algo. Por eso estoy aquí.
—No iré a tu país para protegerlo.
—Claro que no. Vine a pedirte tu ropa blindada y las armas que usaste para que yo pueda proteger a mi país. Tú decides qué hacer. Puedes matarme o darme lo que te pedí y dejar que haga algo por el lugar donde vivo así como tú lo hiciste.
Henry miró fijamente a Jonás, luego bajó el arma y abrió el calentador.
—La ropa y las armas son todas tuyas. Úsalas con sabiduría.
Jonás se acercó sonriente al calentador y tomó la ropa de El Protector.

Jonás subió a la azotea de la casa, vestido con la ropa de El Protector, cargó su arma y la guardó entre la gabardina.
—Es hora que la delincuencia mexicana sea frenada.
Jonás corrió por la azotea y saltó de una casa a otra para huir sin ser visto.




III

De vuelta en Acámbaro; Jesse Barbosa revisaba una pila enorme de expedientes con el historial de criminales altamente peligrosos cada uno, los cuales se encontraban encerrados en la Prisión del lugar.

En el callejón; René se inyectaba para dejar de percibir dolor físico. Su celular sonó y éste respondió a pesar de los mareos que sentía en ese momento.
—Sí, diga.
—¿Te estás drogando de nuevo?—preguntó molesto Jesse Barbosa del otro lado de la línea.
—¿Acaso importa?—René comenzaba a alucinar.
—Claro que sí. Si en tus cinco sentidos eres un tarado, estando drogado…
—¿Qué demonios quiere que haga? ¿Para qué me llamó?
—¿Recuerdas a los criminales más peligrosos de los que te hablé?
—Creo que sí.
—Pues encontré la forma de cómo liberarlos. Sólo necesito que estés listo para recibirlos una vez que salgan de prisión.
—¿A dónde quiere que los lleve?—René apenas podía ponerse en pie.
—Mas bien dicho, ¿Qué quiero que les enseñes?
—No entiendo.
—Todos ellos formarán parte de los Gatos Salvajes. Y tú les darás la bienvenida.
René cayó sentado por la impresión que tuvo al escuchar a Barbosa.

En lo que quedó de la Casa Prado; una persona entró al lugar pasando por debajo de la cinta amarilla que rodeaba la escena del crimen.
Esa persona era Jonás, quien no pudo contener las lágrimas de tristeza, coraje y frustración, al ver, lo que un día fuera su casa, totalmente vacía y con manchas de sangre por doquier.  
Jonás subió a uno de los cuartos viendo tirado en el piso un álbum con fotos familiares. Jonás observó nostálgico las fotos recordando a Doña Diana y Guardián.
Sobre todo, Jonás recordó que Guardián atacó a Fiera impidiendo que Marisa y Raúl fueran asesinados. Aunque los hechos posteriores no estaban claros en la mente de Jonás.
De pronto, se escuchó que alguien más cargó un arma y le apuntó con ésta, por detrás, y a la cabeza a Jonás.
—No te muevas, asesino. Porque te juro que esta vez no habrá Agente Barbosa que te salve.
Jonás reconoció la voz (Era el ahora Detective Javier Flores)
—¿Javier Flores?
—Detective Javier Flores para ti—éste sacó las esposas y las abrió— ¿No te bastó con matar a la Familia entera que volviste para recrear el crimen en tu mente?
—Yo no soy el Asesino de la Familia.
Jonás quiso darse la vuelta pero Flores se lo impidió.
—No te muevas o disparo.
—Soy Jonás Prado. ¿Me recuerda? Yo denuncié al Gato Salvaje que quiso entrar a mi casa y esa misma noche…
Javier sujetó de los cabellos a Jonás.
—Jonás Prado murió luego de que Fiera, líder de los Gatos Salvajes le disparara al corazón.
—Eso no es cierto. Y Usted lo sabe. ¿Ya olvidó que me llevó a la Clínica de especialidades Santa María para ser atendido? Míreme, aquí estoy. He despertado y tengo conmigo…
—Yo no llevé a nadie a ninguna Clínica.
—¿Qué?
Jonás pensó un poco, no se contuvo más y golpeó con su codo el abdomen bajo de Flores, éste soltó a Jonás, quien se dio la vuelta rápidamente y conectó un izquierdazo en la cara del Detective enviándolo al piso.
De pronto, ambos escucharon ruidos y gritos dentro de la casa del vecino. Flores se levantó inmediatamente y corrió a la ventana viendo que los Gatos Salvajes estaban entrando por las ventanas del vecino.
Flores tomó su radio y se comunicó con la central.
—Central, soy el Detective Javier Flores. Solicito el apoyo para frustrar un saqueo de los Gatos Salvajes. Repito, los Gatos Salvajes están…—Flores se dio cuenta que Jonás ya no estaba en el lugar—¿A dónde se fue?

En la Casa del Vecino; “Gato Negro” miraba cómo sus compañeros azotaban al vecino y a su esposa contra la pared.
—¿En serio sólo tienen estas porquerías de muebles en esta casa?
—¡No somos ricos!—gritó la esposa al Destructor.
—Llévate todo si quieres, pero no nos lastimes—propuso el Esposo.
—¿Por qué habríamos de dejarlos con vida?—dijo burlonamente René, quien se acercó a la pareja—Si hacemos eso, irán con la Policía.
—Por supuesto que no.
René miró a Gato Salvaje.
—Mátalos. Yo iré a ver qué más vale la pena de esta pocilga.
La pareja gritó del susto, mientras René iba a los cuartos con los otros destructores.
Gato Negro sacó su arma y le apuntó a la Esposa.
—Lo siento. Su destino ha sido decidido.
Una bala de aluminio rellena con arena impactó la mano del destructor tirándole el arma. Otra bala lo impactó en la frente dejándolo inconsciente.
El resto de los Gatos Salvajes miraron impresionados a Jonás, vestido con la ropa de El Protector, salir de las sombras y caminar hacia ellos con sus armas en las manos.
—Váyanse—Jonás disparó a los Gatos Salvajes hiriéndolos en las piernas, rodillas y pies, provocando que cayeran al piso y dejaran en paz a la pareja.

En uno de los cuartos, René y otros destructores saqueaban los armarios. De repente, todos escucharon las sirenas de las patrullas que se acercaban.
—¡Demonios! ¡La Policía!—gritó René corriendo a la ventana y viendo que las patrullas comenzaban a rodear el lugar—¡Vámonos ya!—ordenó al resto de los Gatos Salvajes—¡Vámonos ya! ¡Dejen todo y salgan de aquí!

Varios policías, comandados por Javier Flores, entraron a la casa viendo a la pareja libre y a los destructores que los atacaron tirados en el piso y heridos.
Algunos policías entraron a los cuartos logrando capturar a algunos Gatos Salvajes, a excepción de René, quien logró escapar por una de las ventanas.
Otro destructor que no estaba en el lugar era Gato Negro, el cual fue sacado de ahí por Jonás para interrogarlo.

Gato Negro despertó gritando por el dolor de un impacto de la bala, de hule rellena de arena, era uno de sus brazos.
El Gato Salvaje vio a Jonás, vestido como El Protector, frente a él con sus armas en las manos, mientras que él se encontraba atado a una silla.
—¡Eso me dolió estúpido!
—Te disparé para que despertaras, bello durmiente. Nunca tuve la intención de besarte. Eres horrendo y además me gustan las mujeres.
—¿Quién eres?
—La gente como tú puede llamarme El Guardián.
Gato Negro río burlonamente.
—¿El Guardián? No me digas.
—Al menos no pretendo asustar a la gente haciéndome llamar Gato Negro. ¿Acaso atraes mala suerte a los que te conocen?
—En tu caso ya verás que sí.
—¿Ah sí? Y ¿Por qué debo temblar de miedo? ¿Tu líder Fiera tratará de conquistar el mundo?
Gato Salvaje enmudeció, el Guardián le disparó una bala de aluminio en una pierna.
—¡Responde mi pregunta!
—¡Todo comienza por algo diminuto! ¡Un pequeño pueblo por ejemplo!
—Si quieren adueñarse de Acámbaro, necesitarán un ejército. ¿De dónde lo obtendrán?
El destructor volvió a enmudecer mirando burlonamente al Guardián y éste le disparó una bala de aluminio en la rodilla de la otra pierna.
—¡Ahhhh! ¡Maldito! ¡Me destrozaste la rodilla!
El Guardián presionó la rodilla lastimada de Gato Salvaje.
—¡Responde mi pregunta! ¡¿De dónde obtendrán ese ejército?! ¡Su pandilla no es tan numerosa!
—¡No! ¡Pero los criminales más peligrosos del Estado se encuentran encerrados en la Prisión de Acámbaro!
El Guardián se mostró desconcertado.
—Entonces ¿Liberarán a los prisioneros y luego los usarán para tomar el control del pueblo?
El Guardián presionó más fuerte la rodilla lastimada del destructor.
—¡Sí! ¡Sí! ¡Eso haremos!
—Para sacar a todos esos criminales necesitan un contacto muy poderoso en la Policía de Acámbaro.
El Guardián le puso la pistola de balas de aluminio en la cabeza a Gato Negro.
—¡No me mates por favor! ¡Ya te dije todo lo que querías saber!
—Aún no me has dicho todo. Necesito saber ¿Quién es tu contacto en la Policía? Si no respondes en diez segundos, te dispararé. Uno…
—¡Si revelo la identidad de mi contacto, el líder Fiera me asesinará!
—No tienes muchas opciones. Dos…
El Gato Salvaje miró aterrado al Guardián, quien estaba dispuesto a jalar del gatillo.

Esa misma noche; mucha gente se acercaba a la entrada del famoso museo de las momias en Guanajuato. Todos observaban a un destructor estar atado a una silla y con una grabadora pegada al cuerpo. Era Gato Negro y la grabadora reproducía la conversación entre el Gato Salvaje y el Guardián.

La gente se mostraba confundida, asustada, pero a la vez orgullosa de que alguien haya capturado a uno de los destructores que azotaban a su Estado.
De pronto se escucharon disparos.
—¡Largo de aquí! ¡La función terminó!
Fiera, René y el resto de los Gatos Salvajes llegaron al lugar asustando a la gente para que los dejaran solos con Gato Negro.
—¿Quién rayos te hizo esto?—preguntó Fiera demandantemente.
—Se hace llamar El Guardián. Él fue quien frustró el último saqueo, me secuestró y torturó para obtener información sobre nuestra pandilla.
—¿Qué le dijiste sobre nosotros?—cuestionó preocupado Fiera.
—Perdóneme, Jefe. Pero le dije…
—¡Fiera y los Gatos Salvajes quedan detenidos!—dijo por el altoparlante el Detective Javier Flores acompañado de muchos policías.
Fiera miró que él y su pandilla estaban rodeados.
—¡¿Qué esperan?! ¡Vayan por ellos!
Los Gatos Salvajes corrieron a enfrentar a los policías, quienes valientemente respondieron el ataque usando sus macanas y gases lacrimógenos.
René quiso correr para ayudar a sus compañeros, pero Fiera lo detuvo.
—Quédate conmigo. Todavía tenemos una misión qué cumplir.

En el callejón; Fiera y René llegaron viendo el lugar vacío y con rastros de que hubo un enfrentamiento.
—¿Qué sucedió aquí?—dijo René—¿Dónde están los criminales que liberó, Jefe? Creí que nos estarían esperando en nuestro escondite.
—Tal vez “alguien” llamó a la Policía y sus nuevos compañeros fueron capturados antes de iniciar como Gatos Salvajes.
Fiera y René voltearon viendo a El Guardián.
—Hola Guardián—expresó burlonamente Fiera.
—Hola Fiera. ¿O prefieres que te diga Agente Jesse Barbosa?
Fiera no pudo ocultar su enojo.
—René, vete de aquí y cumple con nuestro plan.
—No lo dejaré solo, Jefe.  
Fiera sujetó a René y lo azotó contra el suelo.
—¡Dije: Vete de aquí y cumple con nuestro plan!
René se levantó asustado y corrió hacia el muro del callejón. El Guardián quiso disparar para detenerlo, pero una bala impactó su brazo.
Fiera había disparado y lo volvió a hacer dos veces más impactando el pecho y pierna de El Guardián, quien cayó hacia atrás tirando su arma.
—Muy bien… Señor Jonás Prado—comentó Fiera—Siempre supe que esto terminaría así. ¿En serio pensaste que usar ropa blindada y una máscara de acrílico reforzado te ocultarían de mí?
Fiera se hincó y comenzó a ahorcar al Guardián.
—¿Quién crees que te llevó a esa Clínica lujosa para que te recuperaras, cuando todos te daban por muerto? Quise que sobrevivieras para matarte yo mismo con mis propias manos.
El Guardián sacó su arma discretamente y le dio dos tiros de goma en el cuello a Fiera, quien soltó al Guardián y tiró su arma.

El Guardián golpeó en la cara a Fiera y luego usó sus piernas para tirarlo, quedar encima de él y comenzar a golpearlo al grado de deformarle la máscara metálica que portaba.
De pronto, Fiera detuvo con su rodilla al Guardián y le encajó un cuchillo en el brazo, a la altura del bícep, logrando traspasar la ropa blindada.
El Guardián se apartó de Fiera y extrajo el cuchillo de su cuerpo.

René corría rumbo a la Ciudad, pero al subir a un cerro, miró confundido que los policías y algunas personas sometían al resto de los Gatos Salvajes.
René sacó su celular e hizo una llamada.

El Detective Flores subía orgulloso a un destructor a su patrulla. Su radio sonó informándole la llegada de un nuevo reporte de auxilio.
Detective Javier Flores, aquí Central.
Flores tomó su radio y respondió:
—Aquí el Detective Flores. ¿Qué pasa central?
Tenemos el reporte del ataque a un Agente en el callejón a las afueras de Acámbaro.
—Vamos para allá. Envíennos refuerzos, Central.
Sí Señor.

En el callejón; Fiera miraba al Guardián caminar herido hacia él.
—Al ser policía estoy en contacto con armas que pueden atravesar la ropa blindada, Guardián. Como ese cuchillo y…—Fiera sacó una nueva pistola y le apuntó al Guardián—Esta arma que dispara balas que atraviesan a un elefante.
Fiera se preparó para disparar, el Guardián corrió hacia Fiera, se arrojó sobre éste cayéndole encima y provocando que el arma se disparara dos veces.
El Guardián se levantó viendo manchas de sangre en su ropa blindada. Después, miró que Fiera tenía dos tiros en el bajo abdomen y un charco de sangre debajo de él.
El Guardián tiró el arma y cayó herido junto a Fiera.
Mientras tanto, sirenas de patrullas se escuchaban alrededor del callejón.
El Guardián cerró los ojos quedando en estado de inconsciencia.

Jonás abrió los ojos luego de volver a soñar que estaba con Barbie, de recordar cuando Doña Diana fue asesinada frente a él, y también, recordó la muerte de Guardián y la huida de Marisa y Raúl. Jonás se dio cuenta que estaba en el Hospital de la Prisión de Guanajuato, esposado a la cama del cuarto.

Jonás reaccionó dándose cuenta que estaba sentado en el cuarto de interrogación de la prisión, frente al Detective Flores, quien colocaba un expediente frente a Jonás.
—Entorpeció el trabajo de la Policía y se le encontró en la escena del crimen, donde el Agente Jesse Barbosa fue asesinado, junto al arma homicida, Sr. Prado.
—¿Disculpe? ¿Qué está diciendo? Yo fui quien…
—¿Detuvo a los Gatos Salvajes? Claro que no. La Policía y yo lo hicimos.
—No lo hubieran logrado sin mi ayuda.
—Sr. Prado, el Agente Barbosa tenía una intachable reputación. No hay pruebas para relacionarlo con los Gatos Salvajes como Usted asegura.
—¿Qué hay de la confesión en audio casete del Destructor Gato Negro que les di cuando se los entregué?
—Nunca se nos entregó tal cosa. Sólo encontramos al Gato Salvaje atado a una silla.
—¡¿Qué?!
—Además de eso, el joven René Tapia declaró en contra de El Guardián, presentando pruebas irrefutables del homicidio en primer grado del Agente Barbosa.
—¿Eso qué significa?
—Significa que ha sido sentenciado a cumplir el programa de reinserción social llevado a cabo en las instalaciones de las Islas Marías.
—¡¿Qué?! Pero eso es máxima seguridad.
—Desde ahora, El Guardián es considerado un criminal peligroso.
El Detective Flores tomó el expediente y salió del cuarto mientras Jonás exigía a gritos una explicación.

Jonás fue rapado, bañado y vestido como prisionero. Luego, fue llevado a una camioneta de policía, a la estación de trenes de Guanajuato.

En el camino, un policía le dio a Jonás una fotografía, ahí aparecían Marisa y Raúl. En la parte trasera de la foto, René le escribió el siguiente mensaje a El Guardián:
“COMO VERÁS ESTÁN VIVOS. UNA VEZ QUE LLEGUES A PRISIÓN LOS ASESINARÉ Y TE ENVIARÉ LAS FOTOGRAFÍAS”
“CONTINUARÉ EL TRABAJO DEL AGENTE BARBOSA, PUES AHORA YO SERÉ FIERA”
Jonás trató desesperado de pedir ayuda a los policías, pero éstos lo sometieron y lo durmieron.

En un Restaurante en Querétaro; Marisa trabajaba como mesera. De pronto, la noticia de la captura de El Guardián y su traslado a las Islas Marías monopolizó la televisión.
Marisa tiró la charola de comida y corrió al teléfono público del lugar. Llamó al Detective Flores comenzando a contarle toda la verdad.

Jonás fue puesto en un vagón de tren, junto a varios prisioneros altamente peligrosos. Sus pertenencias, incluyendo el traje de El Guardián, fueron colocadas en el vagón de carga.

El tren comenzó su viaje. Su destino era Nayarit, luego donde los prisioneros serían puestos en un barco que los llevaría a su destino final: Las Islas Marías.









FIN DEL PRIMER TURNO


IV

El olor a sudor humano despertaba constantemente a Jonás, quien insistía en quedarse dormido durante el trayecto. Pero viajar junto a cien prisioneros más en el mismo tres hacía difícil incluso el descansar.
—Deja de luchar mi amigo—dijo el compañero de asiento de Jonás—Es inútil resistirse a este castigo.
—Yo no debería estar aquí.
Dos prisioneros, que viajaban en los asientos de enfrente, vieron y voltearon a ver a Jonás.
—Qué curioso. Es lo primero que decimos todos al llegar aquí.
—Yo no soy igual que Ustedes.
— ¿Ah sí? ¿Y qué te hace tan especial?
Jonás miró pensativo a los tres prisioneros que lo veían con desdén.
De pronto, varios prisioneros comenzaron a gritar exigiendo agua, comida y atención médica.
El resto de los que viajaban en el vagón se unieron a las exigencias sin obtener respuesta.
—Así es esto, “fish”—dijo el compañero de asiento de Jonás—Las pocas mujeres que viajan en este tren con usadas como prostitutas, las infecciones sexuales comienzan a surgir…
—…Y las infecciones virales también—agregó el prisionero de enfrente.
—Todo gracias al bendito calor y a la falta de higiene en este tres—completó el tercer prisionero.

En ese momento, el tren se detuvo bruscamente tirando a varios prisioneros de sus lugares y otros se golpearon contra el asiento de enfrente.
— ¡¿Qué rayos les sucede?!
— ¡Me rompí dos dientes gracias a ustedes!
Jonás miraba que sus compañeros de asientos se revisaban para comprobar que estuvieran completos.
— ¿Están bien?—preguntó Jonás.
—Si por bien te refieres a vivo, sí estamos bien.
— ¿Cuánto tiempo llevamos de viaje?—dijo Jonás levantándose y mirando por la ventana del vehículo.
—Como ocho horas. ¿Por qué?
—Todavía no llegamos a Nayarit—meditaba Jonás—No debimos habernos detenido.
Algunos prisioneros del vagón trataron de escapar por las ventanas una vez que notaron que el tren se había detenido.
Sin embargo, varios policías llegaron y pusieron orden sometiendo a algunos rebeldes y en algunos casos extremos, matando a los más incontrolables, para luego sacar sus cuerpos del vagón.
Jonás se mostraba preocupado y pensativo.
— ¿Qué pasa fish?—preguntó su compañero de asiento— ¿Temes salir de aquí con los pies por delante?
—Entonces no te rebeles—agregó el otro prisionero—Obedéceles en todo y llegarás en una pieza a la Isla María Madre.
—No me preocupa que me disparen los policías.
Los tres prisioneros se mostraron intrigados.
—Entonces… ¿Qué te preocupa tanto?
—Un tren con prisioneros no se detiene nomás porque sí. Alguien ajeno a la policía y a nosotros acaba de abordar. Y algo me dice que viene con una misión qué cumplir.

Los tres prisioneros miraron asustados a Jonás…








V

El tren con prisioneros llegó a Nayarit. Ahí, los prisioneros fueron revisados y registrados. Jonás miraba con tristeza que muchos cuerpos de prisioneros eran llevados en camillas, cubiertos de pies a cabeza, pues habían muertos ya sea por inanición, gonorrea o sífilis.
Todos los sobrevivientes fueron colocados en un barco que zarpó a la Isla María Madre.

En Guanajuato; el Detective Flores revisaba todos los reportes de robos a casas por parte de los Gatos Salvajes, encontrando el reporte de Jonás, cuando éste detuvo a René, lo que detonó en el futuro asesinato de Doña Diana.
Flores recordó su charla con la Familia Prado conectando a Jonás con El Guardián.
— ¡Es cierto!
Flores revisó los siguientes reportes encontrando el que hablaba del asesinato de Doña Diana y el ataque a Jonás.
El Detective recordó lo sucedido y meditó la situación.
— ¿Por qué archivaron este reporte como si fuera un caso resuelto?—murmuraba consigo mismo Flores— ¿Qué fue lo que descubriste Guardián?
Flores miró fijamente el final de cada reporte encontrando el nombre de Jesse Barbosa. El Detective pensó mejor la situación atando los cabos sueltos.
—Por supuesto. Una venganza debida a la corrupción en la Policía de Guanajuato.
Flores cerró molesto y de golpe los expedientes que revisaba.

El Barco viajaba rumbo a la Isla María Madre; Jonás miraba nostálgico el cielo y la gran cantidad de agua que los rodeaba.
Vamos Barbie, ¿Cuándo me vas a dar algo?
Te recuerdo que estoy embarazada.
Jonás volteó sorprendido viendo a una hermosa mujer embarazada, acorralada por un horrendo gordo, barbón y mal encarado prisionero.
—Siempre hay cómo y por dónde intentarlo.
— ¡Eres un depravado! ¡Aléjate de mí!
La mujer quiso alejarse pero el prisionero la sostuvo de los hombros.
—Yo decido cuándo me alejaré de ti. Y esta vez… ¡Ahhh!
Jonás llegó presionando el hombro del prisionero, provocando que éste soltara a la mujer.
—La dama dijo que no. Cerdo.
Jonás tomó el brazo del prisionero torciéndoselo.
— ¿Entendiste?
— ¡Ahhh! ¡Sí! ¡Entendí! ¡La dejaré en paz! ¡Ya entendí!
—Si te veo cerca de ella, te arrancaré el brazo, ¿Me oíste?—Jonás apretó más fuerte el hombro del prisionero.
— ¡Sí!
—Ahora lárgate.
Jonás aventó al prisionero, quien cayó hincado y luego se levantó como pudo para luego alejarse.
Jonás miró a la mujer. Era ella. Era Barbie. Y ella lo miró reconociéndolo y mostrándose furiosa.
—Hola Barbie.
Ésta escupió a Jonás en la cara.
— ¡Idiota!
Bárbara le dio una bofetada a Jonás, quien se mostró avergonzado.
—De ahora en adelante para ti soy Bárbara Escandón. Y tú para mí eres el peor ser humano que haya existido. Incluso peor que el depravado que sólo quiere fornicarme. ¡¿Está claro?!
Jonás asintió triste.
—Esto sí que será un castigo para mí. Pasaré el resto de mis días en una Isla donde daré a luz a mi bebé y tú estarás en la misma Isla. Nunca creí que robar ácido fólico fuera tan malo.
Jonás derramó algunas lágrimas e intercambió miradas con Bárbara, quien también denotaba tristeza.
¡Vaya! El fish sí que aprovecha el tiempo.
Los tres prisioneros del tren se acercaron rodeando a Jonás y Bárbara, quienes buscaron ocultar sus sentimientos lo más rápido posible.
—No olvides que una mujer embarazada debe ser respetada.
—Sólo estaba…
—Protegiéndome. Jonás estaba protegiéndome de un depravado que no ha dejado de molestarme desde que subí al tren y ahora al barco.
— ¿Jonás? ¿Ese es tu nombre, fish?
—Así es. Soy Jonás Prado. Y ella es Bárbara Escandón. ¿Cuáles son sus nombres?
—Yo me llamo Brian Barreiro.
—Soy Vicente Trujillo.
—Y yo, Lucio Moyá.
—Mucho gusto—expresó Bárbara.
—Un placer conocerlos a todos—dijo Jonás—pero díganme ¿Por qué fueron encarcelados?
—Cometimos delitos menores—respondió Lucio.
—Pero desafortunadamente—intervino Vicente—Afectaban directamente la posición de políticos importantes.
—Sí. Yo sufrí una injusticia similar—comentó Jonás—Pero supongo que es el castigo a un crimen que cometí mucho tiempo atrás.
—No pareces de los que cometan crímenes, Jonás—dijo Brian— ¿Cierto, Bárbara?
—Pues… nunca debemos confiar en lo que aparenta un ser humano. Mírame.
Bárbara mostró su vientre de embarazada.
— ¿En qué mes estás?—preguntó Brian.
—Octavo… Creo…
Todos miraron confundidos a Bárbara.

El Sol estaba en todo su esplendor, el calor agobiaba a los prisioneros del barco, quienes no dejaban de pedir más agua y más comida.
Los policías comenzaron a racionar los viáticos y algunos prisioneros comenzaron a caer por la debilidad y por la intensa sed que sentían.
Jonás sacrificaba su ya racionada Proción de agua y comida para enviárselas a Bárbara por medio de otra prisionera. Aunque Barbie sabía quién había sido su benefactor.

En la Cabina del Barco; el Capitán Jano revisaba impaciente su mapa. Un policía, con la gorra puesta de tal manera que no se distinguía su rostro, entró a la cabina.
— ¿Qué sucede, Capitán?
—Revisando la ruta de viaje me di cuenta que nos desviamos del curso original, Comandante.
— ¿Y?
— ¿Cómo que “Y”? Estamos perdidos. ¿Acaso no le preocupa estar a la deriva en alta mar con todos esos prisioneros peligrosos pidiendo agua y comida?
—No. Pero como a Usted sí le preocupa, voy a liberarlo de esa carga, Capitán.
El Policía disparó justo a la cabeza del Capitán.

En el Estado X; Henry O´Neal recibió una llamada a su celular, proveniente de un número “Fuera de Área”.
—Henry O´Neal.
—Hola… Protector—dijo una voz femenina.
— ¿Quién habla?—preguntó Henry mostrándose serio.
—Soy Marisa Prado. Mi hermano Jonás lo visitó meses tras con motivos… ¿Cómo decirlo?... Heroicos…
Henry recordó un poco.
—Sí. Ya sé de qué me habla. Me enteré por las noticias sobre lo que pasó con El Guardián y créame, nunca fue mi intención…
—No llamo para culparlo, Sr. O´Neal. Por el contrario, necesito de su ayuda.
—La escucho.
—Exactamente ¿Qué fue lo que le dio a mi hermano?
—Ropa Blindada, una máscara y dos armas que disparan balas de hule y aluminio rellenas de arena.
— ¿De casualidad mi hermano le contó algo sobre la posible ubicación de su escondite?
—No. Sólo tomó la ropa y las armas para después irse.
— ¡Oh cielos!—suspiró preocupada Marisa.
— ¿Qué está buscando exactamente, Marisa?
—Evidencia o algo que pueda involucrar al policía corrupto Jesse Barbosa con los Gatos Salvajes. Sospecho que mi hermano conservó esa evidencia.





























VI

Jonás miraba pensativo al cielo, a pesar del intenso calor y el fuerte rayo de sol que iluminaba la cubierta del Barco.
—Siempre que te preocupas te alejas del grupo y miras al cielo buscando una respuesta.
Jonás volteó mirando a Bárbara acercarse a él.
— ¿Cómo te sientes?
—Mareada. Muy mareada.
—Debe ser el efecto de viajar en barco, agregado a los efectos secundarios del embarazo.
—Pues no he sentido muchas nauseas y…viajé varias veces en barco cuando era niña y nunca me mareé.
Jonás pensó inquietamente en las palabras de Bárbara.
—Además que ya me aburrí de estar viendo el mismo océano unido al mismo cielo.
Jonás miró el paisaje, luego, se acercó a la orilla de la cubierta viendo el mar chocando contra el barco.
— ¿Qué pasa?—preguntó asustada Bárbara.
Jonás sujetó a Bárbara por los hombros.
—Ve con Lucio y Vicente y quédate con ellos.
— ¿Para qué?
—Has sufrido varios desmayos durante el viaje y no quiero que te pase nada.
— ¿Qué harás tú?
—Iré con Brian a la cabina del barco. Algo me dice que hemos estado viajando en círculos.
Bárbara miró confundida a Jonás, quien se alejó de ella y corrió hacia la cabina.


— ¡¿Capitán?!—dijo temeroso Jonás, luego de entrar junto con Brian a la cabina— ¡¿Capitán?!
—Al parecer no hay nadie aquí, amigo.
Brian y Jonás se acercaron a los controles viendo al Capitán tirado sobre un charco de sangre.
— ¡Capitán!
Jonás corrió hacia el Capitán viendo que éste ya estaba muerto, pues tenía un disparo en la cabeza.
—Alguien no quiere que lleguemos a nuestro destino—Brian le mostró a Jonás el casquillo de bala muy cerca del cuerpo muerto del Capitán.
Jonás miró impresionado que el casquillo era de aluminio, muy similar a las balas que usó El Guardián.
—La pregunta es ¿A dónde nos llevan?
Jonás y Brian miraron el curso que estaba siguiendo el barco.
— ¿Alguna vez en tu vida has llevado el control de un barco?, Brian?
—Supongo que es muy parecido a llevar un tráiler de doble remolque, pero en el agua.
Jonás miró preocupad a Brian.
—No tenemos muchas opciones—expresó asustado Brian.

En el puerto de la Isla María Madre; policías del lugar aguardaban desesperados el arribo del barco.
De pronto, éste llegó a gran velocidad rompiendo la valla de seguridad y quedando en la orilla de la playa.
Todos los policías que quedaron de pie rodearon el barco apuntándole con sus armas.
—¡Quienquiera que sea que esté liderando esta rebelión, baje del barco de inmediato!—ordenó el jefe de policía Hevelius.
Las puertas del barco se abrieron, el puente quedó sobre la arena, Jonás y Brian bajaron con las manos sobre la cabeza.
¡Así que Ustedes asesinaron al Capitán!
Ambos miraron intrigados al Jefe de Policía.
—¡Uno de los prisioneros nos reportó el asesinato del Capitán a manos de…!
—¡Esperen! ¡No disparen!
Bárbara bajó corriendo, como pudo, del barco, mientras Vicente y Lucio trataban de detenerla.
—¡Bárbara No!
—¡No disparen por favor!
Bárbara se puso entre Jonás y el jefe de Policía.
—¡Ellos no hicieron nada malo! ¡Al contrario! ¡Uno de ellos descubrió que viajábamos en círculos y el otro nos trajo hasta aquí cuando descubrieron que el Capitán había sido asesinado!
El Jefe de Policía no sabía qué hacer o qué decir.
—¡Por favor no mate a mi esposo!—Bárbara abrazó por el cuello a Jonás—¡No deje a mi hijo sin su padre!
El Jefe de Policía observó el avanzado embarazo de Bárbara, así como al resto de los prisioneros que venían saliendo, con mucho temor, del barco.
—¡Está bien!—respondió el Jefe Hevelius—¡Me convencieron!—miró al resto de los policías—¡Lleven a todos los prisioneros vivos al área de trabajos forzados, hombres y mujeres por igual! ¡Entierren es esta Isla a los muertos! ¡Y a ellos!—señaló a Jonás y Bárbara—¡Pónganlos en una cabaña familiar, ella se quedará en casa mientras él trabajará al doble!
Los policías comenzaron a ejecutar las órdenes de su Jefe, mientras tanto, Jonás se mostrada incrédulo y a la vez preocupado por todo lo sucedido.

En Guanajuato; el Detective Flores revisaba meticulosamente el expediente del caso de la Familia Prado contra los Gatos Salvajes.
Flores recordó los reportes de robo hechos por Doña Diana, Marisa y Jonás, además de la captura de René por parte de Jonás y el ataque que sufrió después toda la familia de parte de los Destructores.
Flores miró intrigado que el expediente tenía un reporte de cierre realizado por el Oficial Jesse Barbosa.

En la Isla María Madre; Bárbara preparaba la cena, de pronto, sintió pequeñas molestias en su vientre.
Jonás entró a la cabaña luego de trabajar casi todo el día, viendo su traje de El Guardián en el sillón. Miró con nostalgia su traje, lo tomó en sus brazos recordando sus momentos de trabajo usándolo.
—La cena está lista—dijo Bárbara mientras Jonás dejaba el traje en un sillón.
—Gracias.
Ambos se sentaron a la mesa, Jonás ayudó a Bárbara a servir y después comenzaron a comer.
—Encontré el traje en una de tus maletas. Lo lavé junto con el resto de nuestra ropa.
—Gracias—expresó Jonás sintiéndose avergonzado.
—Nunca me imaginé que tú eras El Guardián.
—Bien has dicho; era.
—Y ¿Quién dice que no necesitarán tu protección en esta Isla? Estamos atrapados con criminales muy peligrosos.
—Desgraciadamente, somos parte de esos criminales peligrosos.
Bárbara miró con nostalgia a Jonás.
—Lamento mucho que esos pandilleros hayan asesinado a tu madre y hayan destruido a tu familia.
—Por algo se hacen llamar destructores—Jonás mostró ganas de llorar—Y yo lamento mucho lo que te hice.
Ambos se miraron con tristeza y mucho dolor.
De pronto, escucharon un disparo. 
—Por favor no te levantes.
Jonás se paró rápidamente y corrió hacia la puerta.

Jonás salió de la cabaña viendo a Vicente y Brian rodear un cuerpo muerto.
—¿Qué pasó?—preguntó Jonás.
Ambos prisioneros dejaron que Jonás viera el cadáver; era Lucio, quien tenía un disparo en la cabeza y un arma en la mano izquierda.
—Al parecer se suicidó—informó triste Vicente.
Jonás observó de cerca el arma en la mano izquierda de Lucio denotando incredulidad, pues dicha arma era idéntica al arma que dispara balas de aluminio de El Guardián.

En Guanajuato; el Detective Flores revisaba el expediente de Jesse Barbosa investigando a profundidad en su historial, leyendo en voz alta los puntos que le parecían importantes.
—Jesse Barbosa…pandillero en su juventud…en prisión pidió que lo llamaran el destructor…ingresó a las filas de la policía de Guanajuato gracias a la recomendación de…Leonel Ramírez.
Flores no podía creer lo que leía.
—Entonces Jefe de Policía y ahora…Alcalde de Acámbaro…
El Detective Flores recordó cuando el Jefe Ramírez lo dejó fuera del caso de la Familia Prado contra los Gatos Salvajes.

Flores revisó ansiosamente el caso de personas asesinadas a manos de los Gatos Salvajes, pues tenía una extraña corazonada.
Lo que descubrió lo dejó helado. Ya que cada persona que hizo algo que pusiera en peligro la continuidad del entonces Jefe de Policía y ahora Alcalde, fue asesinada.
Y lo más aterrador es que sólo queda una persona viva de esa lista, el niño Raúl Cortés, quien hiciera un trabajo escolar titulado “Me mintió Sr. Alcalde”, donde cuestionó el trabajo realizado y las promesas cumplidas por Leonel Ramírez.
Flores decidió buscar inmediatamente a Marisa, pues la vida de su hijo corría grave peligro.

Por la tarde del día siguiente, Jonás terminaba de colocar costales llenos de maíz, frijol y arroz, dentro de una bodega, la cual se encontraba muy cerca de una malla electrificada que protegía la zona restringida de la Isla.
Una vez terminado su trabajo, Jonás salió de la bodega cerrando las puertas con doble llave. En ese momento, un ligero aire fresco quitó el calor que Jonás sentía, pero también, dicho aire movió la malla de tal forma que Jonás volteó a verla detenidamente, pues algo no andaba bien.
Después de acercarse, Jonás notó que la malla tenía un agujero por el cual era posible que una persona entrara y saliera de la zona restringida.
Jonás quiso tocar la malla, arriesgándose a recibir una descarga eléctrica, para comprobar su teoría.
Sin embargo, Vicente llegó corriendo desesperado.
—¡Jonás, ven rápido por favor!
—¡¿Qué sucede?!
—¡Es Bárbara! ¡Está teniendo complicaciones con su embarazo! ¡Creo que está por dar a luz!
Jonás se olvidó de su preocupación por la malla y corrió, junto con Vicente, de vuelta a la cabaña.

Bárbara gritaba por los dolores que sentía, dos prisioneras la sostenían mientras Brian se preparaba para recibir al bebé, quien ya comenzaba a coronar.
—Vamos Bárbara. Tú puedes. Inhala y exhala. Tu bebé ya viene.
Jonás y Vicente entraron corriendo a la cabaña viendo a Bárbara acostada en el sillón de la sala.
—¡Jonás!—dijo Bárbara mostrándose aliviada de ver al padre de su hijo.
—¡Bárbara!—Jonás comenzó a llorar, se acercó a la madre de su hijo, la tomó de la mano y le besó la mano—Perdóname por favor. No sabes cómo me arrepiento del daño que te hice.
Bárbara sonrió tranquila y derramó dos lágrimas que escurrieron sobre sus mejillas.
—Cuídalo mucho. Llámalo como tú.
Bárbara cerró los ojos, hizo un último esfuerzo, el bebé comenzó a llorar siendo recibido por Brian.
Jonás por su parte trató de hacer reaccionar a Bárbara, pero ésta ya no despertó.
Vicente cortó el cordón umbilical del bebé mientras las dos prisioneras comenzaron a limpiarlo.
Jonás rompió en llanto mientras abrazaba y besaba el cuerpo muerto de Bárbara.
Brian se acercó a Jonás para confortarlo. Una de las prisioneras acercó el bebé a Jonás, éste lo tomó en sus brazos, lo miró tiernamente, lo besó en la frente y derramó unas lágrimas.
—Hola mi bebé. Mi hijo. Te prometo que siempre estaré contigo…Jonás Prado Jr.
Todos miraron tristes y a la vez emocionados a Jonás con su bebé en brazos.










VII

En el Cementerio de la Isla María Madre; Jonás, Vicente y Brian sepultaban el cuerpo de Bárbara, el cual fue limpiado y envuelto en vendas y encima de ellas una cobija blanca.
Jonás se mostraba arrepentido por haber abandonado a Bárbara y al bebé en un inicio, y por no vivir ni siquiera un año juntos como Familia.

Luego del entierro, los tres caminaron de vuelta a sus cabañas sin decir una sola palabra en señal de luto. De pronto se escuchó un disparo, Vicente cayó de golpe al suelo. Brian y Jonás buscaron auxiliarlo de inmediato.
—¡Vicente! ¡Vicente reacciona! ¡Reacciona Vicente!—Brian sacudía fuertemente el cuerpo muerto de su amigo—¡Por favor amigo! ¡Tú no! ¡Tú no!
Mientras tanto, Jonás observaba que Vicente fue impactado en la frente por una bala, que salió por el occipital, cuyo casquillo estaba tirado cerca del cadáver, flotando sobre un charco de sangre.
Jonás se atrevió a tomar el casquillo descubriendo que la bala tenía una cubierta de aluminio como las que él usó en sus balas cuando era El Guardián.

Brian entró primero a la Cabaña de Jonás mostrándose impactado, Jonás entró poco después con su bebé en brazos.
—Las ex amigas de Bárbara hicieron un excelente trabajo. Mi hijo se durmió y…—Jonás miró preocupado a Brian—¿Ahora qué sucede?
Brian señaló hacia el muro de la pequeña sala-comedor, Jonás volteó viendo un mensaje pintado con sangre que decía: “Tú sigues, Guardián”

Jonás se acercó al muro mirando al final del mensaje una pequeña garra, símbolo de los Gatos Salvajes.
—¿Brian?
—¿Sí?
—Cuida a Jonás Jr. —Puso el bebé en los brazos de Brian—Yo tengo trabajo qué hacer.

En Guanajuato; Marisa entró al Departamento de correos donde su hermano fue cliente durante muchos años.
Marisa se acercó al apartado 2505, sacó la pequeña llave de su bolsa y abrió la caja fuerte encontrando un casete en su interior.
Marisa sacó un reproductor de casete Walkman y colocó ahí la cinta para escucharla con ayuda de sus audífonos.
—Si quieren adueñarse de Acámbaro, necesitarán un ejército. ¿De dónde lo obtendrán? 
—¡Ahhhh! ¡Maldito! ¡Me destrozaste la rodilla! …
—¡Responde mi pregunta! ¡¿De dónde obtendrán ese ejército?! ¡Su pandilla no es tan numerosa!
—¡No! ¡Pero los criminales más peligrosos del Estado se encuentran encerrados en la Prisión de Acámbaro! …
—Entonces ¿Liberarán a los prisioneros y luego los usarán para tomar el control del pueblo? 
—¡Sí! ¡Sí! ¡Eso haremos!
—Para sacar a todos esos criminales necesitan un contacto muy poderoso en la Policía de Acámbaro… 
——¡No me mates por favor! ¡Ya te dije todo lo que querías saber!
—Aún no me has dicho todo. Necesito saber ¿Quién es tu contacto en la Policía? Si no respondes en diez segundos, te dispararé. Uno…
—¡Si revelo la identidad de mi contacto, el líder Fiera me asesinará!
—No tienes muchas opciones. Dos…
—¡Está bien! ¡Está bien! ¡No es necesario que llegues hasta el tres! ¡Nuestro contacto en la policía de Acámbaro es el Oficial Jesse Barbosa! ¡Él es nuestro líder! ¡Él formó a los Gatos Salvajes con la ayuda del Jefe de Policía Leonel Ramírez!
Escuchar el nombre del Alcalde puso a temblar a Marisa, quien no dudó en detener la cinta, cerrar la caja fuerte y salir corriendo rumbo al Departamento de Policía.

El Detective Flores escuchó la grabación junto a Marisa, cuyo leguaje corporal exigía justicia. Una vez finalizada la confesión, Flores levantó el teléfono e hizo una petición de vital importancia.
—Comunícame con el forense de inmediato… Dile que es más urgente que el cuerpo del ex oficial Jesse Barbosa sea exhumado.

Marisa no entendió la petición de Flores, pero ya en el Cementerio de Acámbaro, al ver que los criminalistas y forenses abrían el ataúd donde supuestamente estaban los restos del ex Oficial de policía, comprendió que el ataque al museo de las momias fue un señuelo.
Flores se acercó al forense, quien terminaba de analizar el cuerpo, la forma del cráneo y el ADN.
—¿Está usted cien por ciento seguro?—insistió Flores.
—Completamente, Detective.
—Perfecto. Muchas Gracias, Dr. Zulu.
Marisa se acercó al Detective, quien sacó su radio para hacer una solicitud.
—¿Qué encontraron?
—El cuerpo en el ataúd no es el de Jesse Barbosa. Es el destructor conocido como Gato Negro. Tu hermano fue juzgado injustamente. Pediré un helicóptero de inmediato. Jonás Prado corre grave peligro.
Marisa expresó terror luego de escuchar al Detective.

En la Isla María Madre; Jonás empacó toda su ropa en una sola maleta, después, se vistió de nuevo como El Guardián, tomó un martillo y con él rompió todas las ventanas de la cabaña para comenzar a levantar los vidrios del piso. También hizo lo mismo con todos los objetos de cristal en la cabaña. Para posteriormente guardar los materiales más explosivos y las herramientas más filosas en una mochila.

El Guardián salió de la cabaña viendo a Brian con un teléfono celular en la mano.
—¿Dónde está mi hijo?
—Lo cuidan las prisioneras. Estará bien, te lo aseguro. Toma—puso el celular en la mano del Guardián—Tienes acceso a dos llamadas o mensajes de texto.
—Y ¿Qué me dices de una llamada y un mensaje de texto?
—Como quieras. Sólo recuerda que tienes derecho a sólo dos.
—Cambié el resto de mi ropa por comunicación con el exterior. Al menos debo tener el derecho de elegir cómo comunicarme.
—Supongo que la maleta está en la cabaña.
El Guardián asintió mientras comenzaba a escribir el mensaje de texto.
—Nunca creí que conocería a El Guardián. Y mucho menos que lo ayudaría a derrotar a los malos, o incluso que cuidaría a su pequeño bebé.
—Y hablando de eso, ocúltate en el sótano de la cabaña junto con él. Y no salgas por nada del mundo—El Guardián envió el texto elevando el celular para obtener señal.
—¿Cómo sabré cuándo salir?
El Guardián sacudió el celular frente a Brian.
—Espera mi llamada.

En Guanajuato; en la Estación de Policía, Marisa esperaba que el Detective Flores saliera de la Oficina de Axelsson, el ahora Jefe de Policía.
De repente, el celular de Marisa sonó, ésta revisó su teléfono viendo el mensaje entrante de un número desconocido. Aún así, Marisa leyó el texto descubriendo que Jonás se lo había enviado.
Flores salió de la oficina viendo a Marisa acercarse a él.
—Detective…
—Usé la grabación que me dio para solicitar un helicóptero lo antes posible, Señora Marisa.
—Creo que el helicóptero deberá llegar más rápido aún.
Marisa le mostró el texto a Flores, quien leyó:
“CUIDA A TU HIJO PORQUE NOS ESTÁN CAZANDO. YO ME ENCARGARÉ DEL LÍDER DE LA PANDILLA. EL GUARDIÁN”

En la Isla María Madre; El Guardián subió a los árboles que rodeaban la malla del área restringida. Al llegar a la copa, El Guardián colocaba los cristales en las ramas de tal forma que no se cayeran con cualquier movimiento.

Después de haber colocado todos los cristales, El Guardián bajó de los árboles y cruzó el agujero de la malla para entrar al área restringida.

Una vez ahí; Jesse Barbosa esperaba emocionado la llegada de su rival.
—Hola…Guardián—Barbosa usó un tono sarcástico.
—Debo aceptarlo, Oficial Barbosa. Su supuesta muerte me sorprendió.
—Tuviste una desventaja en nuestro último enfrentamiento. Te desmayaste antes que yo. No pudiste ver cuando René llegó a auxiliarme y con la poca fuerza que me quedaba  lo asesiné y luego cambié mi ropa con él. Al igual que tú estuve muy mal herido, pero muerto, jamás.
—Tú subiste al tren para robar mis armas y las usaste para provocar las muertes del Capitán Jano, la de Vicente y la de Lucio.
Barbosa sacó un cuchillo de uso militar y se acercó al Guardián.
—Ambos nos hemos perdonado la vida en el pasado. Ya es hora que uno de los dos perezca.
Un disparo de bala de aluminio impactó el cuchillo de Barbosa tirándoselo.
El Guardián no perdió el tiempo y se arrojó sobre Barbosa logrando tirarlo al suelo, para después impactarlo varias veces con los puños.
Los rayos de sol comenzaban a iluminar el cielo. La luz pasó a través de los cristales impactando después las hojas de los árboles y algunas hojas secas alrededor comenzando un incendio.

Barbosa logró quitarse de encima al Guardián para luego patearlo en las costillas y cerrar con una patada en la cara que mandó al Patriota al suelo.
Barbosa se acercó al Guardián, pero éste lo tiró al suelo golpeándolo en las piernas, con sus piernas, y después, se elevó para golpearlo con su puño rompiendo la nariz de Barbosa.

El Helicóptero de la policía Federal llegó sobrevolando la Isla María Madre. En el interior del vehículo, Flores miraba atónito el incendio que rodeaba la zona restringida.
El Detective logró ver al Guardián y Barbosa peleando en la arena.
—¡Acércate lo más que puedas!—pidió Flores al piloto—¡Ahí! ¡Desciende por favor!
—¡Es imposible por el incendio, Detective!—respondió el Piloto.
—¡Entiendo! ¡Aún así tengo que descender!

En la arena; Barbosa sacó su arma y antes de disparar, El Guardián tiró la pistola de una patada, Barbosa quiso correr por el arma, pero El Guardián lo detuvo de un codazo en el pecho para después enviarlo al suelo con un puñetazo en la mandíbula.
—¡No se muevan!—gritó Flores.
Barbosa miró al Detective acercarse con un arma en las manos. Volteó viendo un pedazo de tronco de árbol cerca de él.
—¡Manos en donde pueda verlas Oficial Barbo…!
Un disparo impactó el pecho de Barbosa, Flores volteó viendo al Guardián con el arma de Barbosa en las manos.
—¡No se acerque, Detective!—dijo el Guardián mientras él se acercaba a Flores.
—Sinceramente no sabe lo avergonzado que me encuentro, Sr. Prado…—decía el Detective, pero su discurso de disculpa se vio interrumpido por el repentino levantamiento de Barbosa, quien trató de traspasar con el tronco al Detective, pero El Guardián le detuvo el brazo viendo también la chamarra blindada de Barbosa, la cual estaba desabrochada.
Ambos forcejearon por algunos segundos hasta que El Guardián traspasó el pecho de Barbosa con el tronco, éste cayó tiñendo la arena de color rojo.
El Detective ayudó al Patriota a ponerse de pie.
—¿Estás bien?
—Marisa y Raúl no lo estarán—dijo burlonamente Barbosa mientras agonizaba.
—¿Qué harás con ellos?—El Guardián levantó a Barbosa jalándolo de la ropa.
—Yo no. La nueva Fiera se dirige a asesinarlos y esta vez, no podrás protegerlos.
Barbosa comenzó a ahogarse con su propia sangre y luego murió, El Guardián dejó caer el cuerpo sobre la arena y miró asustado a Flores.
—No te alarmes—dijo el Detective—Sabemos dónde están y vamos a rescatarlos.

Brian le entregó el bebé Jonás al Guardián en sus brazos y éste corrió al Helicóptero para abordarlo y una vez ahí, despegar para volver a Guanajuato.

En Guanajuato; en el Museo de la Alhóndiga de Granaditas, muchos niños y niñas de la Escuela a la que asistía Raúl, salían una vez terminada su visita guiada.
Un taxi llegó a la entrada del Museo, Marisa bajó corriendo del vehículo y de la misma forma entró al lugar buscando a su hijo.
—¡Raúl! ¡Raúl! ¡Raúl!
—¡Guarde silencio Señora, por favor!—pidió uno de los vigilantes del Museo, quien se acercó a Marisa para tratar de tranquilizarla, pero ésta se alejó para cuestionar a dos niños sobre el paradero de su hijo.
—Bort, ¿Dónde está Raúl?
—Fue al baño—respondió el Niño.
—Quería hacer antes de subir al autobús—completó el otro niño de nombre Drager.
—Gracias.
Marisa corrió hacia el baño de los hombres en el Museo.

Al llegar al lugar, Marisa no vio a nadie afuera de los baños, ni escuchó ruidos que indicaron que había alguien en el interior, así que decidió entrar.

Varios miembros de los Gatos Salvajes entraron al Museo disparando e hiriendo a los vigilantes, destruyendo algunos objetos del lugar y lo peor, atemorizando a las personas que aún se encontraban dentro.

Marisa entró al baño de hombres viendo a su hijo Raúl ser sujetado por Fiera, además que el destructor le apuntaba con su arma a la cabeza del niño.
—Hola…Marisa—expresó sarcásticamente Fiera—dile “Hola a tu Mami”, Raúl.
Marisa miraba aterrada a su hijo demostrar con la mirada mucho temor e impotencia.
—Déjalo ir. Él no tiene nada que ver con esto.
—¡Claro que sí lo tiene! Es tu hijo y sobrino del Guardián. ¿Qué más relación podría tener él con esto?
Marisa escuchó a lo lejos el sonido de unas hélices.
—Entonces si fuera tú dejaría ir a ese niño. Porque sinceramente no sé qué será capaz de hacerte El Guardián si lastimas a tu sobrino.
Fiera miró desconcertado a Marisa, luego, escuchó que un helicóptero se acercaba a la alhóndiga.

El Guardián entró rompiendo una de las ventanas del museo cayendo encima de dos Gatos Salvajes. El resto de los destructores rodearon al Guardián, pero Flores y algunos policías llegaron al lugar disparándoles a los Gatos Salvajes.
El Guardián ayudó al Detective golpeando a algunos destructores y dejándolos inconscientes.
—¡Guardián!
Marisa llegó corriendo mostrándose muy preocupada.
—Fiera se llevó a Raúl rumbo a la azotea.
—¡Ve por tu sobrino, Guardián!—pidió el Detective—¡La policía y yo nos encargaremos de los Gatos Salvajes!
El Guardián y Marisa corrieron hacia las escaleras.

Al llegar a la azotea; el Guardián y Marisa observaron a Fiera tener sostenido a Raúl, de un solo brazo, en la orilla y con intenciones de arrojarlo.
—Vaya, vaya. El Guardián derrotó a nuestro gran líder. Ahora, él y yo nos enfrentaremos en una lucha a muerte por el control de los Gatos Salvajes.
—No me interesa dirigir tu estúpida pandilla—El Guardián deslizó sus manos por sus muslos provocando que algo se activara—Deja ir a mi sobrino…
—¡¿O qué, Guardián?! ¡Dime ¿Qué piensas hacerme?!

En ese momento; el helicóptero de la policía y con el Detective Flores a bordo, se acercó a la azotea distrayendo a Fiera, El Guardián sacó su arma y le disparó en un brazo al destructor, éste cayó hacia atrás jalando a Raúl y ambos cayeron, Marisa gritó aterrada mientras El Guardián corría, al mismo tiempo, unos zancos metálicos salían de sus piernas, éstos le permitieron al Patriota llegar a la orilla rápidamente y saltar para sujetar del brazo a su sobrino mientras uno de los zancos se atoraba en una cornisa.
—¡No te sueltes, Raúl!—pidió El Guardián mientras miraba al helicóptero acercarse a ellos.
Una vez que el vehículo se acercó lo suficiente, El Guardián movió sus piernas de tal forma que el zanco soltó la cornisa, luego, El Guardián arrojó a Raúl hacia el helicóptero, el niño cayó en el interior del vehículo siendo sujetado por el Detective Flores.
Después, El Guardián logró sujetarse de una de las patas del helicóptero. El Detective y Raúl lo ayudaron a subir al vehículo. Marisa observaba incrédula todo, desde la azotea del Museo, pero junto con su hermano, hijo y el Detective, miraba a Fiera tirado en el piso y muerto.

Una vez que el helicóptero tocó tierra, Marisa corrió a abrazar a su hijo, quien lloró en brazos de su madre. Jonás se quitó la máscara para mirar a su bebé, al cual ya cargaba de nuevo.
Marisa y Raúl se acercaron y ambos observaron emocionados a Jonás Jr. Aunque Jonás tuvo que contarle a Marisa la historia que vivió junto con Bárbara cuando estaba en las Islas Marías.

3 MESES DESPUÉS…

Jonás, Marisa, Raúl y el bebé Jonás llegaron a bordo de un taxi a la entrada de una casa en Silao, en donde ya los esperaba el Detective Flores.
Todos bajaron del vehículo y se acercaron a Flores, quien le dio las llaves de la casa a Jonás.
—¿Qué significa esto?—pregunto Jonás.
—Son las llaves de su nuevo hogar, Familia Prado.
Raúl y Marisa se miraron emocionados.
—¿En serio?
—Así es, Marisa—respondió el Detective—Pero pasen por favor. Mientras Ustedes se acomodan yo hablaré con… El Guardián.
Marisa, el bebé y Raúl entraron emocionados a su nueva saca mientras Jonás se acercaba a Flores.
—Se nota que la llegada del sobrino la llenó de alegría.
—Siempre quiso tener otro bebé. Desgraciadamente, cuando quedó embarazada mi cuñado falleció y ella tuvo un abortó natural. Pero no cambies el tema, Detective… Dime por favor que tienes buenas noticias.
—Bueno… pues… Además de darte la Casa que el Gobierno de Guanajuato les dio a ti y a tu Familia, debo informarte que hemos capturado a casi todos los Gatos Salvajes.
—¿Casi todos?
—Leonel Ramírez aún sigue prófugo. Sin contar a todos los criminales que deben ser capturados.
—¿Qué estás tratando de decirme, Javier Flores?
—Que El Guardián sería muy útil como apoyo para la Policía local.
—Seré sincero contigo, voy a cuidar de mi hijo…
—Entonces nunca más usarás ese traje y…
—Pero si mi Estado me necesita—Jonás interrumpió abruptamente a Flores—Yo me encargaré de protegerlo.
El Detective sonrió desconcertado.
—Suenas como un héroe.
—Héroe no… Un Patriota.
Jonás caminó a su nueva casa mientras Javier Flores lo miraba impresionado y orgulloso.













FIN DEL SEGUNDO TURNO Y DE LA PRIMERA PARTE





VIII

SILAO, GUANAJUATO.
AÑO 2030.

El Instituto Tecnológico de Silao se vestía de fiesta, pues una generación más de la Carrera en Electrónica había logrado graduarse.
Y lo más importante para esta historia es que el joven de 24 años Jonás Prado Jr. Era uno de los graduados.
En dicha ceremonia; su Tía Marisa y su padre (quien ya casi cumplía los 50 años) estaban en primera fila apoyando en todo momento a “JJ”.
— ¡Generación va y generación viene, mas la tierra siempre permanece!—decía por el micrófono el Dr. Eustace Brenner, Rector del Tecnológico— ¡Pero lo importante para nosotros no es que cada año una generación nueva gradúe de nuestra Institución! ¡Sino que dicha generación esté integrada por gente competitiva, capaz de hacer de su Mundo un lugar mejor, tanto para ellos y para las personas que los rodean!
De pronto, el Rector miró fijamente al sujeto que estaba sentado junto a Marisa, y aunque era su hijo Raúl, en ese momento representaba algo más.
— ¡Pero creo que es momento de dejar de hablar y ceder el micrófono a una personalidad de la política Guanajuatense que hoy nos honra con su presencia entre los acompañantes!
Inmediatamente, todos voltearon a ver a Raúl, quien comenzó a sonreír y saludar a su alrededor.
— ¡Démosle un fuerte aplauso al Licenciado Raúl Cortés, futuro Alcalde de Silao!
Toda la gente comenzó a aplaudir, Raúl se puso de pie, Marisa le señaló con la mirada que pasara el frente y lo hizo generando más aplausos y la atención de los fotógrafos y reporteros que se encontraban cubriendo el evento.
Jonás padre por su parte, sintió que su computel vibró, así que aprovechó el alboroto para ponerse de pie y salir del auditorio.
Jonás Jr. En cambió, quitó la atención de su primo y la centró en su padre, quien salía rápidamente del lugar.

Raúl llegó al frente, tomó el micrófono y pidió silencio para hablar.
— ¡Muchas Gracias a todos los aquí presentes! ¡No era necesario tanto recibimiento para uno de los Candidatos a Alcalde de Silao! ¡Hoy me encuentro con Ustedes no para hacer proselitismo, sino como el primo hermano de uno de los graduados, para quien les pido un fuerte aplauso! ¡Jonás Prado Jr.! ¡Es tu momento hermano!
Jonás Jr. Se sintió desconcertado, pues notaba la hipocresía en el discurso de su primo, con quien nunca se llevó bien, pero ahora lo llamaba hermano. Aún así, JJ se puso de pie, pues los aplausos son muy bien recibidos siempre.

Afuera del Auditorio; Jonás Padre sacó su computel viendo que tenía un mensaje de voz en la Bandeja de Entrada.
—Reproducir mensaje de voz—pidió Jonás a su aparato e inmediatamente le mensaje comenzó a escucharse.
Una Comunidad Menonita está siendo atacada por un grupo armado que se hace llamar GSJB. Necesitamos al Guardián.
Fin del mensaje de voz. Si desea volver a escucharlo, sólo ordénelo
Jonás presionó su computel para grabar un mensaje de voz para su hermana.
—Marisa, una Comunidad Menonita necesita al Guardián. Así que cúbreme por favor haciendo sentir a JJ que no está solo en este momento.
Jonás envió el mensaje y luego corrió al estacionamiento, abordó su turbo—moto y usó la velocidad ultra turbo para llegar cuanto antes a casa.

Una vez ahí, Jonás entró a su estudio, presionó un botón en su escritorio y uno de los libreros dio vuelta mostrando la ropa y la máscara del Guardián.
Jonás se vistió rápidamente para luego abordar de nuevo la turbo—moto y seguir la ruta rumbo a la Comunidad Menonita.









IX

Los GSJB, un grupo armado que usaba armas láser, navajas de neón y bombas incendiarias, además de vestir con capuchas, pantalones y botas de casquillo color Gris Oxford, amaba llegar a Comunidades alejadas o rurales para convertirlas en cenizas.
Y esta vez, los Menonitas fueron los elegidos, pues al no usar sistemas eléctricos, ni gas, ni algún tipo de tecnología computarizada, eran los blancos idóneos para los Destructores.
— ¡Todos se han refugiado en sus casas!—decía Alfonso Mercado, líder del grupo, quien le gustaba traer puestos pupil lentes color gris para atemorizar a otros— ¡¿Creen que estarán a salvo ahí encerrados?! ¡Pues no es así! ¡Préndanle fuego a todas las casas y no dejen que nadie salga!
— ¡Sí Señor!—gritaron al unísono el resto de los Destructores.
—Serán quemados vivos si así lo desean—expresó burlonamente Alfonso.
Los GSJB comenzaron a arrojar bombas incendiarias al interior de las casas, dichas bombas rompieron las ventanas y al momento de tocar el piso, se destruyeron comenzando un incendio en el lugar.
Una mujer observaba aterrada a los Destructores incendiar las casas de la Comunidad mientras ella se escondía en el Granero.

En la Casa de la Familia Stormhold; Gresset, líder de la Comunidad, corría junto a su esposa y dos pequeños hijos hacia la puerta mientras el fuego comenzaba a incendiar la estructura de la vivienda.

Al llegar a la puerta, Bey y Gresset la golpearon para intentar salir, pero ésta estaba trabada.
— ¡Ninguna de las puertas abre!—gritó la esposa.
— ¡El Fuego debió haberlas trabado!—aseguró el Líder.
— ¿Vamos a morir Mami?—preguntó la hija.
La Madre negó con la cabeza.
—Sólo espero que la ayuda divina llegue pronto—La Esposa cargó a su hija en brazos y la besó en la frente.

Afuera; los GSJB habían comenzado a disparar sus armas láser hacia las ventanas de las casas divirtiéndose con las personas atrapadas.
De pronto, balas de aluminio rellenas con arena impactaron las manos de los destructores tirándoles sus armas y luego, éstos fueron derribados por balas de hule rellenas con arena que los golpearon en el pecho.
Otros GSJB corrieron hacia El Guardián, quien ya había dejado inconscientes a otros destructores. Y con ellos no fue la excepción, pues todos fueron golpeados y noqueados por el Patriota, quien no necesitó de armas para torcerles los brazos, esquivar y desviar sus patadas, e incluso, golpearlos usando los brazos y piernas de los mismos compañeros de grupo armado.

Después, El Guardián derribó las puertas de las casas para que las familias salieran y se pusieran a salvo, siendo la primera vivienda la de la Familia Stormhold.
— ¡Salgan inmediatamente y pónganse en un lugar seguro!—pidió El Guardián.
— ¡Gracias a Dios!—expresó la Madre.
— ¿Tienen algún pozo o depósito de agua?—preguntó El Guardián al padre.
—Sí. Está en el centro de la Comunidad.
—Que todos los hombres y niños vayan por agua para apagar el fuego.

El Guardián salió de la casa, pues algunos GSJB se acercaron con armas en mano.
— ¡Espera! ¡¿Tú qué harás?!—Cuestionó el Líder, pero su respuesta llegó al ver al Guardián enfrentar a los Destructores—Ya vi cuál es tu trabajo.
El Líder salió de su casa mirando a muchas familias correr asustadas.
— ¡Quiero que todos los hombres y niños mayores de diez años vengan conmigo al pozo! ¡Los demás vayan con mi esposa al refugio!
Los miembros de la Comunidad comenzaron a dividirse como su Líder ordenó.

Alfonso Mercado observaba furioso que El Guardián golpeaba y dejaba fuera de combate a sus compañeros.
—A ver si puedes conmigo—murmuró Alfonso para luego cerrar fuertemente su puño derecho.

El Guardián arrojó a un GSJB contra la puerta de una casa logrando romperla. El Destructor cayó adentro de la casa asustando más a la Familia que se encontraba atrapada.
— ¡Salgan de inmediato!—pidió El Guardián para luego entrar a la casa, que por supuesto se estaba incendiando, y someter al destructor.
El Guardián terminó de atarlo y lo sujetó para levantarlo.
—Es momento de ponerte en…

Alfonso llegó impactando al Guardián por la espalda obteniendo tirarlo al piso junto con el GSJB. El Líder de los Destructores quiso patear la cara del Patriota, estando éste en el piso, pero El Guardián quitó su cabeza, la patada pegó en el piso, El Guardián golpeó la pierna de Alfonso abriéndolo completamente de compás.
Después, el Patriota impactó el rostro del GSJB con su puño, el Destructor cayó de espaldas logrando patear al Guardián en la cara.
En ese momento, las vigas del techo de la casa comenzaron a caer.
— ¡Mami!—gritó una niña de nombre Morely— ¡Mami despierta!
El Guardián volteó viendo, por una ventana rota de la casa, a una niña tratar de sacar a su madre, quien se encontraba inconsciente.
Alfonso aprovechó la distracción del Guardián para levantarse, sacar una navaja de neón e intentar clavarla en el pecho del Patriota.
Sin embargo, otra viga cayó impactando la mano de Alfonso, la navaja de neón explotó arrojando al Destructor hacia atrás para que la viga le terminara cayendo encima.
El Guardián observó a su enemigo vencido, así que decidió saltar por la ventana rota para ayudar a Morely y su madre a escapar.
Luego que El Guardián ayudara a la niña y su madre a salir sanas y salvas, el resto de la casa le cayó encima a Alfonso matándolo.

Las turbo—camionetas de bomberos llegaron e inmediatamente los bomberos robot apagaron el fuego en las diversas casas que aún no eran atendidas por los hombres de la comunidad.

Al ver lo sucedido, El Guardián subió a su turbo—moto y huyó del lugar.

Una turbo—limusina también llegó al lugar, era el Alcalde, quien corrió al encuentro del Líder Gresset el cual estaba muy molesto por lo sucedido.
—Sr. Alcalde, justo el hombre que quería ver.
—Líder Gresset, le pido de la manera más atenta…
— ¡No voy a calmarme si eso es lo que busca! Tampoco dejaré que este ataque cobarde quede impune.
—Entiendo su enojo, pero…
—Los Menonitas somos pacíficos, Sr. Alcalde. Nunca hemos perjudicado a nadie. Al contrario, hemos buscado hacer de Silao una mejor localidad.
—Me informaron que El Guardián tuvo que ver con este incendio.
—Él fue quién nos ayudó. Los GSJB fueron quienes nos atacaron. Por cierto, esos destructores se encuentran atados en nuestro granero.
—La policía ya viene en camino para procesarlos. En cuanto a mí… Le prometo que haré algo al respecto.
El Alcalde dio media vuelta y se alejó del Líder Gresset, quien miraba desconcertado y molesto al encargado de brindarle seguridad a todo Silao.







X

Esa misma noche; todos los miembros de la Comunidad Menonita fueron reubicados en un albergue temporal, el cual se encontraba muy cerca de su complejo.
Desgraciadamente para ellos, dicho lugar funcionaba gracias a lo que tanto despreciaban, tecnología.
Aunque por el momento, eso no sería un problema para los Menonitas.
Sin embargo, en las ruinas y cenizas de lo que un día fuera su Comunidad, el auténtico líder de los GSJB; George Mercado, acompañado de unos cuantos miembros de su grupo armado, llegó para inspeccionar el lugar y tener una pista sobre lo sucedido.
George caminó entre los escombros y cenizas de una casa viendo los restos de una viga sobre un cadáver vestido con la ropa de los GSJB.
George inmediatamente corrió a levantar la viga, aunque requirió ayuda de sus destructores, para ver el cuerpo quemado de Alfonso, a quien reconocieron por el símbolo que llevaba en el pecho de lo que quedó de su sudadera con capucha.
—Pero si es…—el Destructor tenía miedo de completar la frase—…Su hijo, Señor.
George cerró los ojos derramando una lágrima mientras cerraba furioso su puño.
— ¡Oigan! ¡Encontramos algo!
Todos voltearon viendo a un Destructor que acercó a dos miembros, quienes seguían atados de manos, a los pies de George.
—Estaban escondidos en el granero, Jefe—completó el Destructor.
George quitó las capuchas que cubrían los rostros de ambos reconociendo a sus muchachos.
—Sólo lo preguntaré una vez. ¿Qué pasó aquí?—dijo exigentemente George.
—Fue El Guardián, Señor—respondió uno de los GSJB—De pronto apareció ayudando a los Menonitas y enfrentándonos.
—Su hijo decidió enfrentarlo solo y…
— ¡Ya vi el resultado de su enfrentamiento!—interrumpió furioso George al segundo Destructor, miró a los otros dos y dio órdenes con carácter de urgentes—Quiero que investiguen todo sobre El Guardián; identidad secreta, familia, amigos, pareja, hijos, lo que sea que nos lleve a él.
— ¡Sí Señor!—gritaron al unísono los Destructores.
—Esto será lo último que El Guardián me arrebata de las manos—expresó con rencor el Líder George.

En la Nueva Casa Prado; en el estudio para ser exacto, El Guardián entró por la ventana que se abrió automáticamente en cuanto detectó su presencia y se cerró una vez que el Patriota estuviera dentro del cuarto.
Jonás se quitó la máscara, gabardina y playera de manga larga, mostrando un buen estado físico a pesar de la edad, para caminar a su escritorio viendo su silla de espaldas, hecho que indicaba que alguien más estaba sentado ahí.
—Marisa. No es gracioso.
Marisa giró la silla viendo a su hermano con marcas de golpes y quemaduras en todo el torso.
—Creí que ya no volverías esta noche.
—Suenas como mi madre—expresó sarcásticamente Jonás mientras abría su botiquín y comenzaba a curarse él mismo sus heridas.
—Ahora soy yo la que dice: “No es gracioso”
—Pues lo dije en serio, Marisa. No necesito una presión más contigo preocupándote por la hora en la que llego.
—De hecho me preocupa más el estado en el que llegas. Cada vez es peor—Marisa se levantó de la silla acercándose a su hermano—Déjame ayudarte.
Jonás le dio el ungüento antiséptico a su hermana, quien comenzó a curarlo.
—Estás tan acostumbrado a los golpes que ya ni manifiestas dolor.
—El término correcto es sensibilidad. Aunque muchos digan lo contrario… ¡Auch!
Marisa presionó fuerte en una de las quemaduras de la espalda haciendo gritar a su hermano.
— ¿Por qué no le dices la verdad?
— ¿A quién?
—A tu hijo. Tiene derecho a saber quién es en verdad su padre.
Jonás miró una serie de fotos 3D que proyectaba su escritorio sobre la graduación de JJ.
— ¿Qué tal si reaccionara del mismo modo en que lo hizo cuando le dije la verdad sobre su mamá?
—Pues lo peor que puede pasar es que huyas de vuelta a la Ciudad Capital del País, que ahora es Cuernavaca, y hagas equipo de nuevo con el héroe en turno. ¿Cómo se llama el que vive en Morelos? ¿Guitarra…?
—Entendí el punto, Marisa. Y créeme que ha pasado por mi mente decirle la verdad sobre mí a mi hijo.
—Y ¿Por qué no lo has hecho?
—Porque aún no es el momento.
—Y ¿Cuándo lo será?—Marisa dejó de curar a su hermano para pararse frente a él y mirarlo preocupada a los ojos— ¿Te has puesto a pensar que sigues usando la misma tecnología que cuando comenzaste? He escuchado de otros como tú, que se hacen llamar Patriotas, y hasta ellos se han actualizado para detener a los malos. Si quieres continuar con esto, bien. Pero necesitas actualizarte o de lo contrario, caerás a manos de los criminales.
Marisa salió molesta del estudio mientras Jonás se ponía otra playera y se dejaba caer sobre su silla, cerró los ojos teniendo un ligero momento de paz.

Alguien tocó levemente la puerta, Jonás abrió los ojos viendo a su hijo parado en la entrada del estudio.
— ¿Puedo pasar?
—Adelante, hijo. Siéntate. Sabes bien que no necesitas anunciarte.
—Gracias Papá—JJ se sentó frente a su padre dándole un dispositivo parecido a una virtualtabletover1—Feliz Día de la Graduación de tu hijo.
—Muchas gracias por el regalo, hijo, pero sabes bien que la tecnología y tu padre…
—Créeme que este regalo y tú se llevarán muy bien. Te lo aseguro.
—Nunca pude usar una virtualtablet
—No es una over1.
— ¿Entonces?
—Es un diario virtual. De haberte quedado hasta el final de la ceremonia, habrías visto que fue la patente que desarrollé como proyecto de tesis.
Jonás miraba muy impresionado a su hijo.
—Lo diseñé pensando en ti.
—Supongo que hasta el más bobo sabrá cómo usarlo.
—mmm…algo así.
Ambos rieron.
—Agradezco no sólo el verte graduado, sino el que me hayas perdonado a pesar de saber lo que pasó entre tu mamá y yo cuando supe que estaba embarazada.
—Supiste componer tu camino. Además, tú también me perdonaste cuando te dije que no quería volver a saber de ti.
—Eso no justifica que hayamos tenido una relación distante. Pero te aseguro que una causa de fuerza mayor se interpuso entre nosotros. Y muy pronto sabrás cuál fue esa causa.
JJ se mostró intrigado y desconcertado.
En ese momento, Raúl gritó alertando a todos.
— ¡Vengan rápido! ¡Miren lo que están pasando en la televisión!
Jonás y JJ salieron corriendo del estudio. Ambos se unieron a Marisa y Raúl, quienes miraban la Televisión en la sala de la casa.
—Hace unos minutos la programación normal fue interrumpida por esto.

Raúl señaló la Televisión donde el Líder Encapuchado de los GSJB daba un mensaje al pueblo de Guanajuato.
No estoy amenazando a la gente de Silao. Muchos menos advierto al Estado de Guanajuato. Sólo le prometo al Guardián que si no se va de nuestro Estado, será el blanco principal de los GSJB. Y no descansaremos hasta asesinarlo y mostrar su cuerpo muerto a sus seres queridos. Así que ya me oíste, Guardián. Vete de Guanajuato. Lárgate de nuestro territorio…
JJ volteó asustado viendo que su padre ya no estaba, pues había vuelto al estudio.

Jonás tomó el diario virtual que estaba sobre su escritorio y lo encendió, leyó las opciones del Menú y presionó aquella que le permitiera grabar en modo virtual.
Una vez listo el dispositivo, Jonás colocó el diario en su escritorio mientras él se sentaba frente al aparato.
—Hola hijo. Creo que mi hora ha llegado, así que es momento que sepas la historia completa de mi vida. Incluso aquella que me ha alejado de ti…

En lo que un día fuera el callejón de los Gatos Salvajes, George Mercado miraba nostálgico una pequeña urna colocada en la pared final del callejón, la cual contenía las cenizas de Alfonso.
De repente, George escuchó movimiento detrás de él, dio media vuelta mirando a Luar, ya recuperado, estar detrás de él.
—Dije claramente que no quería ser molestado, Luar.
—Lo sé, Señor. Pero créame, tengo información muy valiosa para Usted.
— ¿Qué tan valiosa?
—No sé qué tan valioso sea para Usted el conocer la debilidad de El Guardián, así como el proceso para destruirlo.
George miró incrédulo a Luar.
—Sólo pido a cambio una cosa.
—Te escucho.

Al día siguiente; Marisa observaba los trabajos hechos en plastilina por sus alumnos de preescolar.
—Muy bien, Morely—Marisa comenzó a aplaudir provocando que el resto de los niños también aplaudieran—Ahora, todos vamos a guardar la plastilina que ocupamos en sus respectivos embases.
—Y ¿después podemos jugar con los lentes VR, Miss?—preguntó una pequeña niña de nombre Eliana.
—Claro que sí, Eliana. Pero para eso necesitamos…
— ¡Auxilio! ¡Ayúdenme!
Marisa miró hacia la puerta del salón de manualidades mientras sus alumnos se mostraban asustados.
— ¡Por favor ayúdenme!—dijo un tipo que traía la ropa desgarrada y la cara y brazos marcados con rasguños— ¡Necesito atención médica!
Marisa sacó su computel y se lo dio a Morely mientras caminaba hacia la puerta.
—Llama a la policía por favor. Yo ayudaré al señor en lo que llega la ayuda.
—Sí, Miss—respondió Morely mientras llamaba al número de emergencias.
Marisa salió del salón viendo al tipo tirado en el piso.
—Dígame ¿Qué fue lo que pasó?
—Mejor le digo que será lo que le pasará a Usted.
Marisa se mostró desconcertada, el tipo se levantó arrojándose sobre Marisa tapándole la nariz y boca con un trapo empapado en cloroformo. Ella trató de resistirse mientras sus alumnos gritaban aterrados, pero el tipo logró someterla y dormirla.

En la Oficina de Recursos Humanos de la Empresa Flamberge, Jonás y JJ entraron luego que la puerta automática se abriera.
—Sean Bienvenidos, Señores Jonás Prado, Padre e Hijo—saludó de mano a cada uno el Jefe del Departamento de Recursos Humanos.
—Muchas gracias por atendernos, Licenciado Ethelredo.
Todos tomaron asiento.
—Díganme, ¿A qué debo el honor de tenerlos a ambos en mi oficina?
—Pues como Usted mismo lo reconoció en la última comida de la Empresa, he trabajado durante 23 años con Ustedes. Mi tiempo ha llegado y debo decir adiós.
El Licenciado Ethelredo se mostró triste y nostálgico al escuchar la noticia.
—Pero no quiero irme sin mostrar alguna preocupación por el sustituto para mi puesto. Es por eso que me atrevo a recomendar a mi hijo Jonás, recién egresado del Instituto Tecnológico de Silao, como el candidato idóneo para representar mis funciones.
JJ se mostró halagado y emocionado al escuchar a su padre, pero la situación fue interrumpida por la vibración del computel de Jonás, éste miró en la pantalla del aparato la leyenda “Número Desconocido”
—Discúlpenme. Debo atender una llamada.
—Adelante—dijo el Licenciado Ethelredo señalando la puerta.

Jonás salió de la oficina respondiendo la llamada, que sólo era de voz, en el pasillo.
—Jonás Prado.
—Hola, Señor Prado—dijo una voz distorsionada—Espero que entienda que esta llamada tiene carácter de urgente.
— ¿Quién habla y qué quiere?
—Véalo por Usted mismo.

En ese momento, Jonás recibió una fotografía 3D, al abrir el archivo, miró preocupado a Marisa atada a una silla, en un cuarto oscuro y con una venda en la boca.
—Si el Guardián no viene a rescatar a su hermana, ella morirá.
Jonás volteó mirando preocupado a JJ hablar con el Licenciad Ethelredo.

Jonás entró a su estudio, presionó un botón en la pared que causó que uno de los libreros diera vuelta mostrando el traje, las botas y la máscara del Guardián.
Jonás se vistió rápidamente para después colocar el diario virtual sobre su escritorio. Ahí mismo, El Guardián proyectó imágenes virtuales del satélite vigilante que mostraban a Marisa ser raptada por el tipo, siendo subida a una turbo—camioneta.
El Guardián rastreó el vehículo por medio del número de placas, de igual forma, investigó el origen de la llamada recibida triangulando la posición actual de Marisa dando como resultado tres posibles opciones en la Zona Habitacional del Centro de Silao.

El Guardián  subió a su turbo—moto dirigiéndose a rescatar a su hermana.

En el Cuarto Oscuro, Marisa miraba que Luar se acercaba a ella tratando de intimidarla, pero ésta no accedía.
—Ya déjala en paz, Luar—ordenó George, quien se acercó sujetando un detonador—Es hora de crear una distracción para El Guardián.
— ¿Qué quiere que haga, Señor?
—Reúne a los mejores GSJB y ataquen la Comunidad más cercana.
— ¿Puedo preguntar qué pasará con ella?
—Cuando El Guardián se deshaga de Ustedes y logre descubrir en cuál de los tres puntos de reunión está su hermana, ella ya habrá explotado para entonces.
George colocó el detonador en el respaldo de la silla de Marisa con ayuda de una soga láser. Después, activó el detonador en reversa causando gran preocupación y pánico en Marisa.

En la Casa Prado, JJ entró emocionado al estudio en busca de su Padre.
—Papá ¿Estás aquí? El Licenciado Ethelredo me dio el empleo. ¿Papá?
JJ miró el diario virtual sobre el escritorio, el dispositivo parpadeaba una luz roja mostrando la leyenda: “Mensaje Urgente”.
JJ tomó el diario virtual y activó el mensaje que proyectó imágenes de Jonás sentado en su escritorio.
Hola hijo. Creo que mi hora ha llegado…











XI

El Guardián se dirigía a toda velocidad turbo a la ubicación exacta donde se encontraba Marisa, según su GPS en el parabrisas del vehículo.
De pronto, el mismo rastreador de la turbo—moto reportó algo importante.
Interceptando mensaje de la policía de Silao.
—Reproducir mensaje—ordenó El Guardián.
Reproduciendo mensaje: “Tenemos un 61 en la Calle El Dorado número 28” “Necesitamos refuerzos” “Repito, necesitamos refuerzos”
—Eso es muy cerca de donde tienen a Marisa.
El Guardián desvió su curso un poco para ayudar a la policía.

Varios GSJB saqueaban una casa de la cual procedían gritos de horror por parte de la Familia.
— ¡Ayúdennos por favor!—gritaba la Madre.
— ¡Se roban nuestras cosas!—agregó uno de los hijos.
Los destructores sacaban muebles de la propiedad hasta que comenzaron a escuchar que una turbo—moto se acercaba.
El Guardián apareció a bordo de su vehículo, disparó balas de aluminio y hule rellenas de arena que impactaron a los GSJB enviándolos al piso y provocando que algunos muebles les cayeran encima.
El Guardián entró, con su vehículo, rompiendo una de las ventanas de la casa, logrando golpear a algunos destructores en el trayecto. Luego de eso, corrió a la sala, pues los gritos seguían escuchándose.
— ¡Ayúdennos por favor!
— ¡Se roban nuestras cosas!

Al llegar a la sala, El Guardián descubrió que la madre y el hijo que gritaban eran sólo hologramas.
— ¿Sorprendido, Guardián?—preguntó burlonamente Luar.
El Guardián volteó viendo que estaba rodeado por varios GSJB, quienes traían armas láser punzocortantes en las manos.
—Como verás, no tienes escapatoria.
Alguien entró rompiendo la ventana principal de la sala, era JJ, vestido con un traje viejo de El Guardián y con un pasamontañas color gris que le cubría la cara.
JJ golpeó a varios destructores causando que El Guardián hiciera lo mismo con otros, comenzando con Luar.
Ambos se encontraron luego de quitarse de encima a los GSJB.
— ¡Yo me encargaré de ellos! ¡Tú ve por mi tía Marisa!
— ¡Gracias por tu ayuda hijo!
Ambos se abrazaron y luego El Guardián corrió hacia la turbo—moto para ir por su hermana.

Sin embargo, en el lugar oscuro, Marisa trataba a como diera lugar de romper sus ataduras pero era imposible. Además, el contador en reversa del detonador estaba por llegar a cero.

El Guardián aceleraba al máximo su vehículo, pero antes de llegar al lugar donde se encontraba Marisa, éste explotó volando por los aires al Guardián y su turbo—moto azotándolos contra el piso.
George Mercado y un grupo de GSJB llegaron al lugar viendo los restos de la casa arder en llamas. George se acercó al Guardián, quien estaba inconsciente.
—Llévenlo al tercer punto de reunión, ahora.
— ¡Sí Señor!—dijeron al unísono los destructores que levantaron al Guardián para sacarlo de ahí.

En la otra casa, JJ lograba sobreponerse a los GSJB, quienes subieron a los cuartos para intentar escapar, pero Jonás Jr. No se los permitió.
De pronto, Luar llegó abrazando por detrás a JJ e impactándolo contra la pared.
— ¡Al parecer el hijo quiere seguir los pasos del padre, ¿Eh?! Pues ambos morirán de la misma forma.
JJ creyó reconocer la voz de Luar, pero se concentró en arrojar todo su peso hacia atrás cayendo sobre el destructor, rompiendo el piso de madera y cayendo en la cocina.
Ya en el primer piso, JJ observó que Luar estaba sin capucha y se levantaba hacia el video teléfono de la pared de la cocina.
Jonás Jr. No podía creer que Luar fuera su primo Raúl, quien activó el video teléfono y llamó a emergencias.
Emergencias, ¿Cuál es la emergencia?
— ¡Por favor ayúdenme! ¡Un sujeto con pasamontañas gris y ropa color azul marino entró a mi casa para robar!
JJ se levantó como pudo, pero los GSJB y Raúl ya se habían ido. Así que corrió a la puerta de la casa antes que llegara la policía.

Jonás Padre despertó dándose cuenta que estaba atado con sogas láser a una silla, además que estaba rodeado por destructores, siendo George Mercado el primero en estar frente a él.
—Hola… Guardián.
George le dio un puñetazo a Jonás haciéndolo escupir sangre.
— ¡Asesinaste a mi hermana!
—Ya estamos a mano…Jonás. Hace tiempo nos enfrentamos y tú me torturaste para conocer la verdad detrás de los Gatos Salvajes. ¿Me recuerdas?
George se quitó la capucha frente a Jonás, quien inmediatamente reconoció a Gato Negro.
—No puede ser…Tú eras Gato Negro…
—Así es. Pero no sólo me torturaste en el pasado, también me quitaste a mi hijo Alfonso.
—Alfonso Mercado era un despiadado que traficaba con mujeres. Además, yo no lo maté.
— ¡Mientes!
George sacó un arma láser y le disparo varias veces a Jonás en el pecho.
JJ entró rompiendo una ventana del tercer punto de reunión viendo a su padre atado a una silla y muy herido.
— ¡Papá!
JJ corrió hacia su padre viendo que estaba atado con sogas láser.
— ¡Te sacaré de aquí!
JJ miró a su alrededor viendo el arma láser de George, la tomó y con ella rompió las sogas que ataban a su padre.
—Te llevaré a un lugar seguro.
JJ sacó a su padre de la casa, pero al llegar al jardín, Jonás cayó al pasto.
— ¡Papá!
—Ellos… Asesinaron a tu tía Marisa…—Jonás padre agonizaba.
—Escuché la explosión…
—Debes… llegar… al fondo de todo este asunto…
—Lo haré, Padre. Te lo prometo.
—Sigue… Protegiendo… a Guanajuato de… pandillas y traidores.
Jonás miró orgulloso a su hijo vestido con la ropa de El Guardián, sonrió satisfecho y murió en brazos de su hijo, quien lloraba a grito abierto.

La policía llegó rodeando a JJ y llevándoselo detenido.

Jonás Prado Jr. Fue culpado injustamente por los daños a las tres casas y los asesinatos de su tía y su padre.

Antes de ser puesto en prisión y cumplir su condena, Jonás Jr. Observaba desde su celda de procesado la cremación de su padre.

En el Cementerio de Silao; Raúl llevaba a cabo el funeral de Marisa siendo acompañado por todos los GSJB vestidos como civiles.

Luego de sepultar el ataúd, George se acercó a Raúl para darle el pésame.
—Sé lo que se siente sacrificar a un ser amado para cumplir una meta. Pero la recompensa llegará pronto. Te lo aseguro.
— ¿Qué quiere decir, Señor?
—Que muy pronto tú serás no sólo el nuevo Alcalde de Silao. Tal vez te conviertas en Gobernador de Guanajuato.












FIN DEL TERCER TURNO





XII

3 MESES DESPUÉS…

Jonás despertó viendo el techo de su celda, las puertas de ésta se abrían automáticamente para dar paso al policía robot encargado de despertar a los prisioneros.
— ¡Es hora de despertar y de salir de la cama! ¡Arriba dormilón!
Jonás se levantó casi de inmediato que las puertas se abrieron, pues sabía que de no hacerlo, una descarga eléctrica, emitida por la macana del policía robot, llegaría hasta su abdomen por desobedecer una orden directa.

Y hablando de electrónica, Jonás trabajaba en dicho taller para pasar todo el tiempo posible distraído en aquellas cosas que aún le lastimaban; como fue el asesinato de su padre y su Tía Marisa.
Además que el taller de electrónica era el único lugar sin carteles 3D de su primo Raúl Cortés como Candidato a Alcalde de Silao.
Sin embargo, el taller también tenía un atractivo especial para Jonás; dispositivos capaces de electrificar objetos y capaces de quitarles la electricidad, en los cuales Jonás trabajaba casi todo el tiempo.
También probaba otro tipo de dispositivos capaces de modificar la estructura de un rayo láser, y mejorar los sistemas de seguridad en casas y vehículos.
La rutina era la misma todos los días, incluyendo los momentos para comer. Pero ese día, Jonás había terminado su trabajo en el taller mucho antes de lo previsto. Así que volvió a su celda, se sentó en la cama y comenzó a mirar, con nostalgia, su diario virtual.
De pronto, un policía robot llegó a la puerta de la celda.
— ¡Jonás Prado!
— ¿Sí, Oficial?
— ¡Tienes visita! ¡Coloca tus manos sobre la cabeza y mira hacia el muro para que pueda pasar a esposarte!
Jonás se mostró desconcertado.
— ¿Visita? ¿De quién se trata?—decía mientras se levantaba y ponía sus manos sobre la cabeza.
—No estoy autorizado para dar esa información—respondió el robot mientras la puerta automática se abría.

Al llegar al área de visitas, Jonás miró a una joven entres los 20 y los 30 años, delgada, vestida con traje sastre sólo que el pantalón era de color azul marino, saco negro, blusa manga corta con botones color blanca y unos lentes de pasta color negro, quien se encontraba sentada del otro lado de la mesa y el campo de fuerza que dividía a prisioneros de los visitantes. 
Esta joven tenía en sus manos una virtualtabletover1 que miraba fijamente mientras esperaba.
Jonás se sentó frente a la joven, quien inmediatamente dejó de ver el dispositivo y puso su atención en el prisionero.
— ¿Jonás Prado?
—Para servirle.
—Soy la Agente Carmen Santana del Departamento de Policía de Silao.
—Espero que no me traiga malas noticias.
—Al contrario. Hace más de un mes que me he dedicado a analizar su caso, revisé la evidencia presentada, descubrí nuevas pruebas, reabrí su caso, presenté la nueva evidencia y…—La Agente tomó aire para seguir hablando mientras Jonás le pedía intrigado y con la mirada que continuara—Es inocente, Sr. Prado. Así que puede salir libre cuanto antes.
Jonás miró incrédulo a Carmen.
—Sé que es difícil de creer luego de…
—No se trata de eso. Yo… no tengo a dónde ir.
—Le sugiero irse de Silao y volver a Acámbaro donde están las raíces de su Familia.
—Mi Padre dejó Acámbaro gracias a un problema muy parecido al que yo tuve.
—Tal vez Usted sea el adecuado para reivindicar a su Padre como persona y… como…—La Agente comenzó a hablar en voz baja—Héroe.
Mi Padre no era un Héroe—comentó Jonás también en voz baja—Era un Patriota—esto último fue pronunciado en alta voz.
—Me da gusto ver que aún conserve los valores familiares, Sr. Prado. No le será difícil reinsertarse a la Sociedad.
—Para eso necesito un trabajo…
—Ya lo tiene. Me tomé la libertad de conseguirle un empleo como eléctrico en un negocio de turbo—motos en Acámbaro. Si le interesa, el trabajo es suyo.
Jonás miró impresionado a Carmen.
—No sabe lo agradecido que estoy con Usted, Agente Santana. Nunca podré pagarle…
—Hágalo yéndose de aquí cuanto antes, y por favor, no deje de ser Usted mismo—La Agente le mostró el diario virtual a Jonás—Aquí podrá encontrar toda la información que necesita para su nueva vida. No la desperdicie.
—Eso jamás pasará.
Carmen dejó el diario virtual sobre la mesa, se puso de pie y le hizo una señal al policía robot que se acercó inmediatamente para llevar a Jonás de vuelta a su celda.

Esa misma noche, Jonás salió de prisión llevando consigo el diario virtual que le dio Carmen. Antes de dejar Silao, pasó a lo que un día fuera su casa para tomar el último traje con su máscara de El Guardián, así como las últimas armas que su padre ya no usó.

Jonás pasó al Cementerio a despedirse simbólicamente de su padre para luego abordar el turbo—bus que lo llevaría de vuelta a Acámbaro.

La Agente Carmen por su parte, inició una nueva búsqueda privada; la relación entre el Candidato a ser Alcalde de Silao; Raúl Cortés y el grupo armado GSJB, así como también, investigar sobre el origen de dicho grupo.














XIII

2 MESES DESPUÉS…

Anna Valladares, una hermosa joven de tez blanca, cabello negro, pequeños ojos café claro, los cuales brillaban al ser iluminados por el sol, una boca grande debido a que usaba frenos, se levantó de inmediato ya que escuchó la alarma contra intrusos de su negocio de turbo—motos, ubicado junto a su humilde hogar.

Anna llegó corriendo al negocio viendo a su padre capturado en una red que lo fijaba al piso, mientras las palabras: ¡Alerta de intruso! Eran emitidas por el sistema de seguridad de la casa.
— ¡Papá!—gritó Anna para después correr a ayudar a su progenitor, pero Jonás apareció deteniéndola.
— ¡No te acerques! El sistema de seguridad aún está en funcionamiento.
Jonás le mostró a Anna que alrededor de su padre había láseres que impedían que alguien se le acercara, además que la red emitía una fuerte descarga eléctrica si alguien quería quitarla de encima del prisionero.
—Es la última prueba del sistema de seguridad. Lo prometo.
Jonás sacó un control remoto con el que apagó el sistema de seguridad. Las luces rojas se apagaron, la voz del sistema se calló y la red dejó de aprisionar a Don Ramón Valladares, padre de Anna.
Jonás y la hija se acercaron a Don Ramón, quien se ponía de pie mostrándose sorprendido.
—Funcionó. Tu sistema infalible de seguridad funcionó, Jonás—expresó Ramón.
—Ahora no sólo su casa estará segura, sino también su negocio.
—No sabes lo felices que estamos por tenerte en el negocio, Jonás—comentó Anna emocionándolo—Es un alivio poder ir todos los días a mi trabajo en el Banco sabiendo que tú te quedas cuidando de mi padre.
—Y ahora cuidará de ti también, mi niña—agregó Ramón sorprendiendo a su hija.
— ¿Qué quieres decir?
—Tu padre me ofreció el cuarto de vestidor de empleados del negocio para pasar ahí las noches—intervino Jonás—Y… Acepté.
— ¡Eso es genial! Tenemos que celebrarlo. ¿Qué te parece una deliciosa cena especial?
—Pues… Acepto.
—Entonces ya está agendado. No atenderé clientes fuera de mi horario para volver a casa temprano, y así prepararles a ambos algo especial para cenar.
—Me parece perfecto—dijo Ramón.
—Yo secundo—agregó Jonás.
—No hagan nada hasta que yo llegue. ¿Entendido?
Ambos asintieron sonrientes.
—Iré a trabajar. Que tengan un excelente día en el negocio—Anna caminaba de vuelta a su casa para cambiarse.
—Gracias. Que tú también tengas un excelente día con todos los prospectos de clientes para abrir una cuenta.
Jonás y Anna se miraron sonrientes mientras ésta salía del negocio.
—La amistad entre Ustedes dos ha crecido notablemente, muchacho—comentó Ramón provocando el nerviosismo de Jonás.
—Su hija es muy hermosa. Con todo respeto dicho y en todos los aspectos.
—Lo sé. Es por eso que tu amor por ella crece cada día más.
Jonás miró atónito a Ramón.
—Pero dentro de ti hay otro sentimiento más fuerte que te impide amar desinteresadamente no sólo a mi hija, sino a todos los que te rodean, incluyéndote.
Jonás no supo qué decir y sólo miró nostálgico a Ramón.

Esa misma noche; Jonás trabajaba arduamente en la creación y mejora de nuevos dispositivos para el Nuevo Guardián. A sus armas les cambió los cartuchos de bala por cartuchos para armas láser.
También, Jonás modificó un arma láser común para que su rayo volviera tieso todo lo que tocara una vez que fuera disparado.
Así mismo, Jonás transformó una cuerda de CAREL en un arma que al tocar el cuerpo humano absorbiera la electricidad del mismo y la usara para dar descargas.
Inspirándose en prototipos militares del país, Jonás creó una nueva gabardina, una nueva playera, nuevo pantalón y una nueva máscara usando las monedas que en el pasado se usaron como dinero en México.
El trabajo era duro y complicado por momentos, pero la motivación de Jonás era escuchar la historia de El Guardián de viva voz de su padre gracias al diario virtual que éste le dejó.
— ¡Jonás, la cena está servida!—dijo Anna por medio de un altavoz que conectaba la casa y el negocio.
— ¡Enseguida voy Anna! ¡Muchas Gracias!—respondió Jonás usando el mecanismo del mismo altavoz.
Después, miró triste la imagen virtual de su padre en la pantalla del diario.
—Falta poco, Papá. Tu memoria pronto será reivindicada.

En una Oficina del Edificio Heifetz, propiedad del Partido Liberal, el Candidato Raúl Cortés terminaba de hablar con el Empresario Cowan Milikan, dueño de Grupo COI.
—Si Usted se permitiera visitar mi plantel educativo durante una semana completa en todos los horarios, se tomara algunas selfies 3D con mi personal y alumnos, y obsequiara algunas becas, le aseguro que…
—Estamos hablando de enfocar toda mi campaña a su empresa durante siete días, Sr. Milikan.
—Es por eso que le ofrezco $10,000,000 como patrocinio, además de hacer de Usted el Candidato que todo el COI apoyará incondicionalmente durante su campaña y mandato, o por qué no decirlo, mandatos como Alcalde y hasta… Gobernador.
El Sr. Milikan le mostró a Raúl la cantidad a transferir a su cuenta particular.
— ¿Qué dice, Sr. Cortés? ¿El COI es digno Patrocinador suyo?
Raúl miró atónito al Empresario.

Luego de cerrar la transacción, un apretón de manos terminó la entrevista y el Empresario salió de la oficina. Raúl observaba sonriente el dinero ya transferido a su cuenta cuando de pronto, sintió que el cañón de un arma se colocaba frente a él.
Raúl reaccionó rápidamente desviando el arma de su rostro y sometiendo al intruso arrojándolo sobre su escritorio. Raúl le quitó el arma al intruso para luego apuntarle con ésta a la cabeza.
Sin embargo, Raúl reconoció a George Mercado, el cual lo miraba burlonamente.
—Vaya. Aún no pierde su toque, Sr. Candidato.
Raúl soltó a George y éste se bajó del escritorio.
— ¿Qué haces aquí, George? Sabes bien que no puedes visitarme en las oficinas del Partido.
—Pues créeme que tengo información muy valiosa para tu Campaña.
— ¿Qué tanto?
—No son $10, 000,000 a cambio que visites una escuela, pero…
— ¡Pero ¿Qué?! ¡Habla ya!
—No tienes posibilidades de competir para Alcalde de Silao. Ya no hablemos de ser Gobernador.
— ¿Por qué dices eso?
—Por dos razones. Una, hace falta mucho tiempo para las elecciones y dos, tu competidor actual, el Alcalde Milton Mendiola del Partido Conservador goza de muy buena reputación en la Comunidad de Silao.
—El tiempo es relativo, y la buena fama puede cambiar de un día a otro.
—Seré más claro y cruel, Raulito. Sólo un suceso trágico quitará del puesto al Alcalde Mendiola y por lo tanto…
—Deja tu negatividad para otro día, Georgie, y, usa a los GSJB para provocar temor en la Comunidad de Acámbaro y que todos se vuelvan contra el Alcalde. No olvides que si yo caigo, Ustedes caerán conmigo.
— ¿Qué sugiere el Candidato para comenzar?
—Vuelvan a los crímenes clásicos de antaño.

En el Banco del Centro; Anna terminaba de archivar la micro SD con el expediente del nuevo cliente. De pronto, Silvia Marcos, agente de ventas, compañera y amiga de Anna, entró acompañada a la oficina.
—Anna, ¿Podrías ayudarme con un cliente?
—Acabo de terminar mi turno, amiga.
—Le prometo que no le quitaré mucho tiempo—dijo el Cliente haciendo voltear a Anna, quien vio al Sr. Milikan—Sólo necesito dar de baja una de mis cuentas, la cual fue haeckeada arrebatándome $10, 000,000.
—En primer lugar necesita hacer el reporte de robo—sugirió Anna.
—Ya lo hizo—intervino Silvia—Ahora tiene que dar de baja su cuenta para que la policía cibernética pueda capturar al ladrón.
—Pues podría hacerlo mañana temprano. Sólo necesito los datos de su cuenta…
— ¡Todos al piso, ahora!—gritó una voz para después disparar al aire.
Silvia, Anna y el Dr. Milikan miraron asustados que un grupo de GSJB estaban en el banco amagando a empleados y clientes con sus armas.
Luar miró a las personas en la oficina de ventas, se acercó a ellos amagándolos con su arma láser y ordenó en voz fuerte:
— ¡Dije: Todos al piso, ahora! ¡¿Acaso quieren morir?!
Silvia, Anna y el Sr. Milikan se pusieron contra el piso sin mirar a Luar.
Éste por su parte, miró un bonito collar en el cuello de Anna, se acercó a ella levantando el collar con su arma.
— ¡No me haga daño por favor! ¡Yo no manejo dinero! ¡Sólo abro y cierro cuentas bancarias!
Luar le arrebató, con ayuda de su arma, el collar a Anna.
—Lindo collar.
Luar miró molesto al resto de los GSJB.
— ¡Enciérrenlos a todos en el baño!—Luar tomó del brazo a Silvia levantándola bruscamente— ¡Ella me ayudará a vaciar la caja fuerte!
Luar llevó a Silvia a la caja fuerte mientras los demás GSJB metían al resto de los empleados y los clientes en el baño.
Una vez encerrados, Anna sacó su computel conectándose con el contacto al que más llamaba.

Jonás terminaba de registrar una venta, cuando de pronto, su computel le informó de una nueva video llamada y el carácter de ésta.
¡Video llamada urgente de Anna! ¡Video llamada urgente de Anna!
— ¡Responder video llamada!—ordenó asustado Jonás a su dispositivo y éste proyectó lo sucedido en el baño del banco donde Anna se mostraba desesperada.
¡Jonás ayúdame por favor! ¡Un grupo de destructores nos tomó como rehenes y nos encerró en el baño! ¡No sé qué hacer!
— ¡Apaga eso!—uno de los GSJB le arrebató el computel a Anna para luego romperlo impactándolo contra la pared, lo cual le impidió a Jonás ver cómo ese mismo Destructor maltrataba a Anna.
Jonás subió a una de las turbo—motos y se dirigió inmediatamente al Banco.

Llegó lo más rápido que pudo, pero no fue suficiente, pues la policía estaba liberando a los rehenes, quienes presentaban crisis nerviosas, en especial Anna, la cual no dejaba de llorar.

Jonás se acercó al Policía Varley, quien reportaba todo en su tablerover1.
— ¿Cuál es el reporte, Oficial?
El Policía Varley miró un tanto molesto a Jonás.
— ¿Acaso es Usted mi superior?
—Él no, pero yo sí—dijo la Agente Carmen, quien se acercó acompañada de dos colegas.
—Repito la pregunta del joven: ¿Cuál es el reporte?
—Un grupo de Destructores conocidos como GSJB asaltaron el Banco encerrando a casi todos los clientes y empleados en el baño. Usaron a una de las Agentes de Ventas para entrar en la caja fuerte y robar todas las cuentas de Clientes VIP.
Carmen miró molesta a Varley.
— ¿Eso es todo?
—Es todo. No tenemos alguna otra pista ni rastro de los Destructores. Además, ¿Cómo sé que Usted en verdad es la responsable del caso?
En ese momento, la tabletover1 de Varley le informó de una nueva notificación.
Nuevo mensaje del Departamento de Policía de Acámbaro.
Varley no supo qué hacer o qué decir.
—Lea el mensaje completo por favor. Y así verá que en verdad fui nombrada por el Jefe como la Líder de la misión para detener a los GSJB—expresó sarcásticamente Carmen, después, volteó viendo que Jonás ya no estaba junto a ella, sino abrazando a Anna, quien rompía en un mar de llanto.
— ¡Me lo quitaron, Jonás! ¡Me lo quitaron!
— ¿Qué te quitaron, Anna?
—El collar que mi padre le dio a mi madre el día de su boda. ¡No pude cuidarlo!
Anna lloraba sobre el hombro de Jonás, el cual no pudo evitar recordar a su padre y su tía Marisa.
Abrazó fuertemente a Anna y se prometió a sí mismo una cosa; Proteger a Acámbaro, tal y como lo hiciera su Padre.

La puerta de un pequeño, pero lujoso departamento, se abrió automáticamente, Silvia entró y la puerta se cerró mientras ésta se quitaba la ropa y entraba al baño para mirarse al espejo notando algunos golpes en su cara.
Silvia se agachó para lavarse las manos y la cara y al mirar de nuevo al espejo, vio el rostro de Luar, quien estaba parado detrás de ella.
—Buen trabajo, Socia.
Silvia volteó asustada y molesta.
— ¿Qué haces aquí? Sabes bien que no puedes entrar a mi departamento como si fuera tuyo.
—De hecho sí puedo y lo haré.
—Les di todas las micro SD con información confidencial de nuestros clientes VIP. ¿Qué más quieren?
—Primeramente, darte tu recompensa.
Luar le mostró a Silvia el collar de Anna.
—Ese collar era de una de mis compañeras. No podría usarlo aunque quisiera.
—Tómalo. Podrás llevarlo en nuestra próxima misión—Silvia aceptó dubitativa el collar.
— ¿De qué misión hablas?
—Subiremos de nivel. Ya no asaltaremos Bancos. Nuestro próximo golpe será el Registro Civil de Acámbaro.



Esa misma noche; un Guardia Robot cuidaba del Registro Civil mientras permanecía cerrado.
De pronto, varios GSJB entraron por el techo de cristal del lugar. Silvia, quien lideraba el grupo, y también traía puesto el collar de Anna, se acercó al Guardia Robot por la espalda disparándole y volándole la cabeza.
—Alarmas desconectadas, sistemas de seguridad anulados y ahora, el Guardia Robot destruido. Creo que nuestra misión será más fácil de lo que pensábamos muchachos. Tomemos la información que necesitamos y vámonos de aquí. 
Todos los destructores caminaron hacia el almacén de expedientes digitales, pero al llegar a ciertos pasillos, algunos de ellos fueron impactados por rayos láser que los dejaban completamente paralizados, pues su cuerpo se entumecía al momento de ser impactado.
Silvia volteó mirando intrigada que su grupo de Destructores se había reducido.
— ¿Qué pasó? ¿Dónde están los demás?
Una cuerda golpeó a un GSJB provocando que la electricidad de su cuerpo fuera usada para darle a él mismo una descarga eléctrica.
Todos miraron sorprendidos a un sujeto vestido con una gabardina, playera, pantalones y botas color azul oscuro, además de usar una máscara que deformaba su rostro, era el Guardián II.
—Ellos tomaron una siesta. Siguen Ustedes.
— ¡Acaben con él!
Los GSJB corrieron a atacar al Guardián II, pero éste logró dispararles a unos cuantos dejándolos paralizados, luego, guardó su arma para recibir a un Destructor con una patada en la cara enviándolo directo al piso.

Dos GSJB sujetaron al Patriota de los brazos, pero éste giró golpeando a otros Destructores con sus propios compañeros y finalmente, se arrojó contra uno de los muros impactando así a los GSJB que lo sujetaban logrando que éstos lo soltaran.

Sin embargo, el golpear el muro activó una alarma silenciosa captada por el satélite vigilante y enviada a la Agente Carmen, quien inmediatamente pidió refuerzos y se dirigió al Registro Civil.

El Guardián II caminaba molesto hacia Silvia, quien retrocedía asustada.
— ¡Retirada! ¡Retirada!—gritaba Silvia.
—No podrán retirarse estando paralizados o inconscientes. Además, ese collar no te pertenece.
Silvia tomó discretamente su arma.
— ¿Ah sí? Y ¿Quién va a quitármelo? ¿Tú?
—No me retes.
—Inténtalo.
Silvia sacó su arma para dispararle al Guardián II, pero él fue más rápido y golpeó con su cuerda eléctrica la mano de Silvia, tirándole el arma y dándole una descarga que la hizo caer por una ventana siendo su destino final un contenedor de basura.

Silvia salió del contenedor, Guardián II le arrancó del cuello el collar de Anna y luego esposó a Silvia dejándola sujeta al contenedor.
— ¡Esto no se va a quedar así!—expresó molesta Silvia.
—Dile a tu Jefe que el Guardián II está aquí. Y viene por la revancha.
Ambos escucharon sonidos de las turbo—patrullas que se acercaban. Guardián II subió a su turbo—moto y escapó mientras la Agente Carmen y sus refuerzos entraban al Registro Civil encontrando sólo a los GSJB que fueron paralizados. Ya que los otros pudieron escapar, a pesar de estar lastimados.

Silvia, sin embargo, no pudo escapar, así que fue arrestada por la Agente Carmen. Un hecho muy valioso para su primer día como líder de la misión.










XIV

Don Ramón se despertó repentinamente, pues el sonido del timbre de la casa le había quitado el sueño. La preocupación se apoderó de él una vez que los timbrazos se repitieran periódicamente. Don Ramón tomó su escopeta láser y bajó a abrir. 

Sin embargo, no había nadie afuera de la casa, sólo el collar de Anna colgando del marco de la puerta, lo cual sorprendió y a la vez asustó a Don Ramón.

Al día siguiente; Jonás despertó asustado, pues la puerta de su cuarto, en el negocio de turbo—motos estaba siendo golpeada fuertemente.
Jonás se levantó a abrir mostrándose muy adolorido.
—Bueno días, Jonás. ¿Puedo pasar?
—Hola Anna. Mi cuarto es un desastre, así que…
—No importa—Anna pasó sentándose en la cama y denotando emoción—Tengo dos noticias que contarte.
—Te escucho.
—Le buena noticia es que mi collar apareció afuera de mi casa. Mira.
Anna traía puesto de nuevo su collar, lo cual puso una sonrisa en el rostro de Jonás.
—Los GSJB eran liderados por una mujer que fue capturada anoche.
— ¿En serio?
—Sí. Todo sucedió tan rápido que aún tengo sentimientos encontrados.
— ¿Por qué sentimientos encontrados? Recuperaste tu collar. Capturaron a la ladrona.
—Esa es la mala noticia. Mi compañera de trabajo, y a quien consideré mi amiga, es la líder de los GSJB. Ella planeó los robos al Banco y al Registro Civil.
—Me pregunto ¿Qué conexión tienes las cuentas VIP y los archivos del Registro Civil para intentar robarlos el mismo día?

En un sótano; Luar y George interrogaban molestos a los GSJB que lograron escapar del Registro Civil.
—Lo preguntaré una vez más. ¿Por qué no pudieron robar el Registro Civil? Y peor aún ¿Por qué permitieron JS (nombre clave de Silvia) fuera capturada por la policía?—dijo George.
—Alguien más apareció en el Registro Civil, nos enfrentó electrocutando a algunos y paralizando a otros—respondió el Destructor conocido como Hey.
— ¿Algún Policía o Agente Federal?—cuestionó Luar.
—No, Jefe. Se hacía llamar El Guardián II—respondió asustado Kiel, George y Luar se miraron sorprendidos.
—Eso es imposible. El Guardián está muerto y su hijo encerrado en una prisión de Silao.
—Luar, nuestro hermano dijo El Guardián II—comentó George—Aún así, él es el único que puede detenernos, así que sea imitador o no, debemos acabar con este Segundo Guardián.
Luar permaneció pensativo durante el resto del interrogatorio.

En el Departamento de Policía, La Agente Carmen se conectó al satélite vigilante revisando los videos de seguridad del Registro Civil durante el robo. Carmen miraba con mucha atención cada suceso desde que los GSJB aparecieron.
Pero la llegada de un nuevo personaje la puso a pensar.
—Ay no. No me digas que ahora tú.
Carmen no podía creer que el Guardián II fuera el responsable de la captura de JS y algunos otros GSJB.

Jonás acompañaba a Anna camino al trabajo de ésta. Pues la filosofía del Banco era “Si el edificio está de pie, nosotros estaremos para servirle”
—Gracias por acompañarme—decía tiernamente Anna a Jonás—Significa mucho para mí tener a alguien que se preocupe por mí.
—No tienes porqué agradecerme. Lo hago con gusto. Además ya hay un Guardián II que protegerá Acámbaro.
— ¿Guardián II?
—Eh… Sí. El sujeto que capturó a la líder de los GSJB… se hace llamar El Guardián II.
—Nunca escuché nada al respecto. Ni siquiera sabía que hubo un Guardián I.
—Es porque su historia pasó antes de que nosotros naciéramos.
—Aún así me tranquiliza el hecho de saber que mi collar está conmigo, tú te preocupas por mí, y… hay un Guardián II que enfrenta y detiene a los GSJB.
—Mis respetos para ese sujeto.
—Debe ser muy valiente. Enfrentar a ese grupo armado él solo no es nada fácil.
—No. No lo es—dijo Jonás pensativo y a la vez invadido por una nueva idea para capturar a los GSJB.

En Silao; Raúl salía molesto de la prisión, sacó su computel y se comunicó con George.
¿Qué descubriste, Raúl?
—El caso de Jonás Prado Jr. Fue abierto, presentaron nueva evidencia y mi primo salió libre.
¿Crees que él sea El Guardián II?
—No lo creo. Estoy seguro de eso.

Jonás terminaba de armar un nuevo dispositivo. Una vez todo listo, Jonás se alejó, tomó su pequeño control remoto y activó el dispositivo, el cual comenzó a atraer los objetos que estaban a los alrededores.
— ¡Funciona! ¡Funciona!
De pronto, todo el cuarto comenzó a sacudirse como si ocurriera un terremoto, pues el dispositivo literalmente atrajo todo lo que había en el lugar.
Jonás tuvo que apagar de inmediato el dispositivo con ayuda de su control.
—Lo sabía. Tú enfrentaste a los GSJB—expresó molesta la Agente Carmen, quien estaba en la puerta del cuarto—Mira nada más este desastre. ¿Qué pensabas hacer? ¿Crear un Hoyo Negro?
—Agente Carmen. Gusto en verla.
—No estoy de humor para bromas, Jonás. Dime ¿Qué hacías en el Registro Civil la noche que los GSJB intentaron robarlo?
—Capturarlos. Ah… y por cierto…Misión Cumplida.
—Esto no es un juego.
—Lo sé. Pero también sé que la Policía de Acámbaro necesita ayuda y yo puedo dársela.
—Explícate.
—Mi padre fue un Patriota que ayudó a un Detective que buscaba capturar a un grupo armado conocido como Los Gatos Salvajes. Al parecer también tuvieron éxito, aunque… mi padre está muerto, gracias a los GSJB.
— ¿Buscas Venganza?
—No. Busco Justicia.
—Entonces trabajemos juntos. Sólo necesito que me cuentes toda la historia de tu Familia y yo te contaré mi Historia—Carmen le estiró la mano a Jonás— ¿Aceptas el trato?
Jonás puso el diario virtual en la mano de Carmen.
—No es grosería, pero aquí está toda la Historia de mi Familia.
Jonás miró sonriente a la Agente.

En Silao, Raúl volvía a casa a bordo de su turbo—limusina recordando la muerte de su Tío Jonás, la explosión que mató a su Madre y el día en que su primo fue puesto en Prisión.
Raúl tomó su computel y reprodujo la última parte de la video llamada que tuvo con George.
Si estás seguro que tu primo es el Guardián II, entonces debes destruirlo de la misma forma en que destruiste al Primer Guardián.
— ¿Acaso tengo alternativa?—preguntaba Raúl en la video llamada.
Oh… Ahora me cuestionas. Pues te lo pondré simple, Raúl; o destruyes al Guardián II o te olvidas de ser Alcalde y mucho más de ser Gobernador.
La video llamada terminó y Raúl se mostraba frustrado y a la vez furioso.

La Detective Carmen proyectaba imágenes virtuales de sus investigaciones en el muro del cuarto de Jonás.
—He analizado demasiada información respecto a los GSJB y ésta me ha llevado al Grupo Armado que mencionaste.
— ¿Los Gatos Salvajes?—preguntó Jonás.
—Así es. Y también he investigado sobre el que fuera su líder; Jesse Barbosa.
La puerta del cuarto fue abierta por Anna, quien miró de arriba abajo y de manera despectiva a Carmen.
—La cena está lista, Jonás. No sabía que estuvieras con alguien. Y mucho menos con la puerta cerrada.
—La Agente Carmen sólo me está compartiendo información de un caso donde puedo ser de ayuda, Anna.
—Sí, celosita. De ninguna manera voy a quitarte a tu novio.
—No es mi novio—expresó molesta Anna.
—Oh… cuánto lo siento. Nunca quise…
El computel de Carmen recibió información del satélite vigilante, ésta revisó su dispositivo y se preocupó.
—Me gustaría quedarme a cenar, pero los GSJB están en la Mansión del Alcalde. Así que debo irme. La policía necesita toda la ayuda posible.
—Cuídese mucho, Agente—dijo Anna de manera sarcástica mientras Carmen salía del cuarto—Dime la verdad, Jonás. ¿Acaso te gusta…?
Anna volteó dándose cuenta que Jonás ya no estaba en el cuarto.
— ¿Jonás?

En la Mansión del Alcalde; varios GSJB tenían sometidos a los sirvientes en la Sala principal. Mientras que en la Oficina, Luar llevaba, a punta de golpes, al Alcalde al escritorio.
—Según sé, todos los Alcaldes en turno tienen una caja fuerte detrás de su imagen 3D del muro de su oficina.
—Esa caja fuerte no guarda dinero, sino expedientes referentes a cada administración. ¿Para qué los quiere?
—Para controlarlos a todos, Alcalde. ¡A todos!
—Nunca le daré la clave de esa caja fuerte.
—Claro que lo hará, Alcalde. Se lo aseguro.
Luar azotó la cabeza del Alcalde contra el escritorio provocando que éste cayera inconsciente.
—No me interesa que tarde en levantarse. Puedo esperar toda la noche de ser posible.
El Guardián II entró rompiendo la ventana, pateando a Luar enviándolo al piso. El Destructor se puso de pie rápidamente y le tiró un puñetazo al Patriota, éste logró detener el golpe usando su bícep y con la fuerza del mismo envió a Luar de vuelta al piso.
Ambos se miraron fijamente, pues había resentimiento de uno para el otro.
—Hoy no terminará todo, Guardián II. Tendrás que salvarlos a todos primero.
El Guardián II miró con preocupación que Luar activó un detonador con su brazo libre.
—Uno de los dos morirá donde todo comenzó.
El Guardián II golpeó la cara del Destructor para después bajar corriendo a ayudar a los sirvientes.

Una vez ahí, el Patriota observó que los GSJB habían escapado y un detonador estaba frente a todos los sirvientes, los cuales estaban atados, con sogas láseres, a sillas y sillones.
—Yo me encargo—El Guardián II sacó su cuerda eléctrica para rodear con ella el detonador, cuyo contador en reversa tenía un minuto.
El Patriota activó el mecanismo a la inversa de su cuerda, la cual absorbió la electricidad del detonador que dejó de funcionar al llegar a los 23 segundos.
Los sirvientes miraron aliviados al Guardián II, quien denotaba orgullo y satisfacción.
—Funcionó en ambas modalidades. Ahora debo mejorar mi último dispositivo.
La Agente Carmen y los refuerzos entraron tirando la puerta y cubriendo todo el lugar. Sin embargo, el Guardián II ya no estaba en la Mansión.

Jonás entró a su cuarto viendo un plato con comida, dentro de una bolsa hermética, sobre su cama. Tomó el plato y lo miró con nostalgia.
—Es tu cena. Si es que aún tienes hambre—expresó molesta Anna haciendo voltear a Jonás.
—Gracias por tu consideración.
— ¿Puedo saber qué tipo de relación tienen la Agente Carmen y tú? ¿Son amantes? ¿Amigovios? …
—No debes ponerte así.
—Así ¿Cómo?
—Mostrar recelo hacia una persona que sólo me importa como compañera de trabajo.
— ¿Ahora trabajas con ella?
—No precisamente.
— ¿Sabes Jonás? Creo que me estás ocultando algo.
—Anna… Yo… Necesito que seas paciente. Muy pronto sabrás toda la verdad.
Anna miró desconcertada a Jonás.  

XV

Al día siguiente, Jonás trabajaba arduamente en la mejora de su dispositivo capaz de atraer los objetos a su alrededor.
La Agente Carmen entró al cuarto mirando interesada a Jonás trabajando.
— ¿Qué se supone que inventarás para el Guardián II?
Jonás miró asustado a Carmen.
— ¿Siempre entra sin tocar la puerta, Agente?
—Lo siento. Pero no hay tiempo para cortesías. Necesitamos un plan para capturar a todos los GSJB, y si ese juguete que está armando puede ayudar, es bienvenido.
“Ese juguete” será capaz de atraer todos los objetos que lo rodeen. Logré colocarle con éxito el sensor de movimiento de mi máscara para que sólo atraiga lo que se mueva cerca de él.
—Suena interesante.
La Detective proyectó imágenes virtuales en la pared.
—Revisé los expedientes robados tanto en el Banco como en el Registro Civil para encontrar alguna conexión. Y el último nombre me llevó a la casa donde un día vivieran tu padre, tu tía y abuela y donde fueron atacados por los Gatos Salvajes.
“Uno de los dos morirá donde todo comenzó” dijo Luar. Ya sé dónde será el enfrentamiento final.
— ¿Enfrentamiento final? Creí que él era tu primo.
—Tú lo has dicho; lo era. Mi primo murió el día que se volvió un Destructor y tuvo la cobardía de asesinar a mi Tía y a mi Padre.
—Según sé, los Destructores no atacan sin antes crear una distracción. Así que ya envié policías a otras dos direcciones conectadas con el mismo nombre. Luar y tú se enfrentarán uno a uno.
—Muchas Gracias por todo, Agente Carmen.
—Es un placer para mi Familia ayudar a Los Guardianes.
Jonás abrazó efusivamente a Carmen y ésta le correspondió.

Anna vio todo desde la puerta del cuarto, así que se dejó llevar por los celos y corrió molesta a su casa.

Don Ramón miraba entretenido un partido de fútbol. De pronto, Anna entró llorando a la casa.
— ¡Anna! Mi niña ¿Qué tienes?
Don Ramón se levantó del sillón abrazado a su hija, quien rompió en llanto.
—Cuéntame ¿Qué pasó?
—Es… Jonás… Él… y la Agente Carmen…
Anna lloró con más amargura.
—Mi niña no debes ponerte así por un muchacho. Déjamelo a mí. Yo me encargo de él.

Don Ramón entró molesto al cuarto de Jonás.
— ¡Sr. Prado! ¡Usted y yo tenemos qué hablar!—Jonás ya no estaba en el cuarto— ¡Sr. Prado no me gustan los juegos y mucho menos…!
Don Ramón miró un diario virtual sobre la cama.
Tomó el diario virtual y se mostró confundido.

Anna proyectó sobre la pared de la Sala imágenes del diario virtual, en donde aparecía Jonás Jr.
Hola Anna. Hola Don Ramón. Antes que nada quiero pedirles perdón por los malentendidos que mi relación con la Agente Carmen pudieran generar. Pero ella sólo cumple con su deber familiar. Al igual que yo. Ella es sobrina del que un día fuera Detective y llevara en vida el nombre de Javier Flores, quien fue de mucha ayuda para el Guardián I; Mi Padre. Así es. Yo soy El Guardián II. Ahora, la Agente Carmen y yo debemos detener al grupo armado conocido como los GSJB; iniciales que significan Gatos Salvajes de Jesse Barbosa, en honor a su creador, pues George Mercado reveló su identidad y ahora busca homenajear a su mentor y Maestro.
Don Ramón se mostró impresionado al ver la imagen de George Mercado.
—Anna ¿Podrías detener la imagen un momento, por favor?
—Claro—Anna detuvo la reproducción de imágenes— ¿Qué sucede? ¿Qué viste?
—Tal vez sea yo, pero George Mercado se parece mucho al Secretario de Gobernación de Guanajuato; Alan Blanco.
—Déjame checar—Anna buscó en internet una imagen virtual de Alan Blanco para ponerla en comparación con George Mercado y al hacerlo, ambos notaron que las similitudes eran enormes—No puede ser.
—Supuestamente el Secretario Alan vendió verdura en el Mercado durante su infancia—contaba Don Ramón—En el Mercado “Jorge”.
Anna y su Padre se miraron impresionados por la conjetura a la que ambos habían llegado.

La Policía de Acámbaro llegó a la Casa de la Familia Blamung, rodearon el lugar e incluso entraron asustando a la Familia, pero no encontraron rastro alguno de los GSJB.

Un grupo de Agentes Federales entraron a una tienda de disfraces, interrogaron a los empleados, e incluso sometieron al dueño, pero no había ningún destructor a varios kilómetros a la redonda.

Finalmente, la Agente Carmen y su grupo de detectives rodearon la Granja Glanville, propiedad de una de las Familias más ricas de Acámbaro. Luego de una búsqueda exhaustiva, se determinó que los GSJB no estaban en el lugar.

Carmen revisó su computel leyendo los reportes de los otros dos lugares. Al ver que los otros dos grupos habían tenido el mismo éxito, la Detective intuyó el plan de los Destructores.
—Todo el Grupo enfrentará al Guardián II.

En la propiedad del billonario Mathias Almera, y que un día fuera la casa donde vivieran Jonás Padre, Doña Diana, Marisa y el pequeño Raúl; El Guardián II entró por el sótano y llegó hasta la Sala observando las cabezas de animales disecados, colgadas en la pared.
De repente, el Patriota sintió que alguien se acercaba por detrás, así que sacó su arma y le apuntó a la cabeza a Luar, el cual miraba burlonamente al Guardián II.
—Hola… Primo.
—Tú y yo no somos nada, Luar.
— ¿Acaso esta casa no te trae buenos recuerdos?
— ¿Ya olvidaste que yo nunca viví aquí?
—Cierto—Luar se alejó mientras seguía hablando—Luego que tu padre y mi madre cambiaron de domicilio, el excéntrico Cazador Mathias Almera compró este lugar para usarlo como almacén de sus interesantes colecciones.
—Todo esto denota que el dueño no ha vivido aquí en muchos años.
—Digamos que el Sr. Almera emigró al Estado de Veracruz en busca de un compañero de trabajo con el objetivo de encontrar un espécimen digno de su talento.
—O tal vez dejó Acámbaro porque descubrió que su próximo Alcalde le robaría todo su dinero usando sus expedientes del Registro Civil y su Cuenta Bancaria.
Luar se mostró impresionado.
—Para eso querías los expedientes del Banco y el Registro Civil, ¿Cierto? Para robarles su dinero de manera digital y así justificar los gastos de tu Campaña Política. La cual por cierto va en picada.
—Va en picada gracias a muchos entrometidos como tú, Guardián. Pero si tuve que eliminar a mi propia Madre y a mi Tío para lograr mis objetivos, no escatimaré en hacerlo contigo.
Un GSJB se arrojó por detrás al Guardián II enviándolo al piso y tirándole su arma, la cual quedó muy cerca de la chimenea. El Grupo de Destructores que dirigía Luar, salió de entre las sombras para golpear al Guardián II, pero éste, usó su cuerda eléctrica para golpear la lámpara que colgaba del techo.
Al momento del impacto, la cuerda activó la electricidad de la lámpara y de toda la conexión de la Sala provocando que todos los ahí presentes se sacudieran por la descarga recibida.
Las cabezas de animales cayeron al piso, siendo la cabeza de un elefante la que cayera cerca de Luar hiriéndolo en la espalda con el colmillo de marfil.
Guardián II se levantó como pudo, vio su arma, golpeó a un Destructor que estaba cerca de ella y la tomó para paralizar a algunos GSJB. Otros quisieron golpearlo, pero el Patriota logró sobreponerse usando sus puños, codos, pies, piernas y rodillas.
Luar logró ponerse de pie, vio que su primo caminaba hacia él apuntándole con su arma.
“Uno de los dos morirá donde todo comenzó”, Luar.
Un disparo láser impactó la mano de El Guardián II tirándole el arma. Éste volteó mirando a Gato Negro y su grupo de GSJB rodearlo.
—Hola a todos. Perdón por llegar tarde, pero, los muchachos quisieron pasar a cenar. Sólo necesitan postre.
El Grupo de Destructores de Gato Negro corrió hacia El Guardián II, quien lanzó su dispositivo que se activó al golpear el piso atrayendo hacia él a todos los Destructores.
Todos quedaron atrapados en un campo de fuerza creado por el dispositivo siendo imposible escapar de él.
Sin embargo, el Patriota miró impresionado que Luar y Gato Negro no fueron atraídos por el dispositivo.
— ¿Qué pasa, Guardián?—Luar tocó su hebilla del cinturón— ¿Nunca te preguntaste cómo supe que estabas libre?
El Guardián II observó que la hebilla tenía un mecanismo que inhibía el dispositivo.
—No sólo le pregunté al Director de la Prisión de Silao por qué saliste libre. También investigué qué tanto aprendiste a hacer ahí adentro. Y creo que las respuestas que obtuve fueron demasiado útiles.
El Guardián II miró su arma muy cerca del campo de fuerza, activó su computel y comenzó a grabar lo que estaba sucediendo.
— ¿Te sorprende por qué nos esforzamos tanto en destruirte?—preguntó Gato Negro—Pues nuestra misión es clara: Acabar con todos aquellos que consideremos enemigos hasta que Guanajuato sea gobernado por los Gatos Salvajes de Jesse Barbosa, para que un día México sea una Anarquía.
—Gracias por decirme lo que necesitaba escuchar—Guardián II se arrojó hacia el campo de fuerza, Gato Negro le disparó, pero ningún láser lo impactó.
Mientras caía, el Patriota envió la confesión grabada a Anna y a la Detective Carmen.
Al caer, El Guardián II tomó su arma y le disparó a Luar impactándolo en el cinturón. La hebilla se rompió y el efecto del rayo láser paralizante dejó tieso completamente a Luar, quien fue absorbido por el campo de fuerza del dispositivo.
Gato Negro miró sonriente al Guardián II.
—Sólo quedamos tú y yo, Guardián—Gato Negro tiró su arma, quedando ésta cerca de la cabeza de elefante.
El Patriota también tiró su arma y corrió hacia el Líder Destructor, quien al ver venir al enemigo, lo recibió con la rodilla al frente, sin embargo, Guardián II saltó abriendo sus piernas y golpeando en la cara con su puño a Gato Negro, quien cayó hincado.
Guardián II golpeó varias veces a Gato Negro en la cara con sus puños, una vez que su furia fue descargada, el Patriota pateó en el pecho al líder destructor enviándolo hacia la cabeza de elefante, la cual traspasó por el estómago, con uno de sus colmillos, a Gato Negro.
Guardián II miró enojado al Líder de los GSJB desangrarse en el colmillo de elefante.
— ¡Policía! ¡Manos sobre la cabeza!

La Detective Carmen y sus refuerzos entraron a la casa rodeando al Patriota y a los Destructores.
Carmen miró desconcertada al Guardián II.
— ¡Manos sobre la cabeza, Guardián! ¡Ahora!
El Patriota llevó sus manos a su nuca, pero Gato Negro tomó el arma que estaba cerca de él y disparó hiriendo al Guardián II en una pierna.
— ¡Noooo!—gritó Carmen para después dispararle a Gato Negro hasta matarlo.
El Guardián II por su parte, corrió como pudo arrojándose por una de las ventanas y saliendo de la casa.
— ¡No lo dejen escapar!—ordenó Carmen— ¡Vayan por él!
Los Agentes Federales salieron corriendo para atrapar al Guardián II, quien se adentró en el bosque.

Al llegar a una laguna, el Patriota se arrojó al agua perdiéndose en lo profundo de ésta. Los Federales buscaron en la laguna, los alrededores y en el bosque sin encontrar nada.

—Buscamos toda la noche y durante todo el día siguiente—informaba Carmen a Anna—No encontramos su cuerpo.
— ¿Está muerto?
—No lo sé con certeza. Sólo pudimos sacar esto de lo profundo de la laguna.
Carmen le dio la máscara del Guardián II a Anna, quien comenzó a llorar al tenerla en sus manos, la Detective abrazó a Anna y ambas lloraron.

Los Federales llevaron a todos los miembros de los GSJB, a excepción de Luar, al turbo—tren y luego al turbo—barco que los llevó a las Islas Marías para asegurarse que comenzaran a cumplir su condena.

La Detective Carmen, por su parte, se aseguró que el cuerpo de George Mercado/Gato Negro fuera cremado en la morgue de la prisión de Acámbaro.

En la Casa Valladares; Ana revisaba los paquetes recibidos en el buzón exprés de su negocio. De pronto, miró que tenía varias postales 3D de la localidad de Pénjamo. Todas tenían la leyenda: “Te amo, no me olvides”
— ¡Oye Anna!
— ¿Sí, Papá?
— ¿Sabes si Jonás registraba todas las ventas que hacía?
— ¿Por qué la pregunta?
—Estoy terminando el inventario del negocio, y si no me equivoco, la turbo—moto más rápida que teníamos a la venta ha desaparecido.
— ¿Estás seguro?—preguntó desconcertada Anna, para luego mirar de nuevo sus postales 3D recibidas.





EPÍLOGO

PÉNJAMO, GUANAJUATO.
1 AÑO DESPUÉS…

—Aquí tiene su gabardina de CAREL color gris oscuro, Señor.
—Muchas Gracias—dijo Jonás tomando su nueva gabardina y recibiendo su tarjeta de pago.
—Qué tenga un excelente día.
—Gracias e igualmente.

Jonás salió de la tintorería y caminó por la banqueta mirando sonriente a la gente y los diversos lugares de su nuevo hogar.
La gente a cambio le correspondía una sonrisa.
De repente, Jonás escuchó disparos láser.
— ¡Todos al piso! ¡Esto es un asalto!—ordenaba el Líder Ladrón para luego disparar al techo dos veces más.
Jonás miró a varios sujetos someter a la gente del Restaurante, que estaba enfrente, para comenzar a quitarles sus posesiones.
—Bueno…Creo que es hora de estrenar mi nueva gabardina y vestirme de nuevo como El Guardián II.













FIN DEL CUARTO TURNO Y DEL VOLUMEN UNO: PARTE 1A




EL GUARDIÁN SÓLO ES EL PRIMER PATRIOTA, NO EL ÚNICO.
CONOCE EL ORIGEN DEL SEGUNDO EN:
“HALCÓN PEREGRINO”















KENDON: VOLUMEN UNO-CAPÍTULO 1

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