... Las puertas de un oscuro calabozo fueron abiertas, el Rey Belsazar, acompañado por Ralph y George entraron al calabozo viendo que en la esquina izquierda se encontraba sentado, recargado en el muro, con sus brazos sobre sus piernas y con la cara inclinada al piso;Orlando Sarovich.
—Aquí está nuestro primer enviado del dios sol—Ralph y George miraron asombrados a Orlando mientras éste conservó su posición y el Rey Belsazar siguió hablando—Llegó justo el día en que el ejército persa intentó pasar nuestras murallas sin éxito alguno. Gracias a él mi pueblo sigue a salvo. Y no dudaré en utilizarlo para atacar a los persas cuando sea necesario.
—¿Entonces también piensa enviarnos a la guerra a nosotros?—dijo George asustado.
—Cállate, George. Esto es serio.
—Lo siento… Ralph—dijo George mostrándose cada vez más molesto por los regaños de su amigo.
—¿Podría dejarnos solos con él, Su Majestad?
—Como Usted ordene, Mi Señor Ralph—Belsazar hizo una reverencia a Ralph y George y salió del calabozo, Ralph se acercó más a Orlando, se puso en cuclillas y tocó el hombro del primer enviado.
—¿Tú también fuiste enviado al pasado por el Profesor?— Orlando levantó la cara molesto mirando frustrado a Ralph.
—Yo viajé al pasado voluntariamente para rescatar al Dr. Pekovic. Mentor mío y de Iván Strambotik.
—¿Cómo te llamas?—Cuestionó George acercándose más.
—Orlando Sarovich. ¿Quiénes son Ustedes?
—Soy George Henrikson y él es Ra… —Creo que es más importante saber cómo terminaste aquí, Orlando. ¿Acaso también el Dr. Pekovic se encuentra en esta época?
—No. Él llegó a Rusia justo el día en que Hitler envió sus tropas a Stalingrado. Y ahí fue donde Iván me envió a mí para rescatarlo.
—Como dijo Ralph, ¿Entonces qué haces aquí?—Orlando miró fijamente a los ojos a George viendo inocencia y sinceridad, pero al mirar a Ralph a los ojos no pudo evitar sentir miedo y coraje, por lo que Orlando desvió la mirada hacia uno de los muros comenzando a recordar cuando llegó a su primer destino en el pasado…
STALINGRADO, RUSIA. 10 DE ENERO DE 1943
En la Ciudad nevada ya devastada por la guerra, Orlando caminaba entre los escombros, de los que una vez fueran edificios, buscando al Dr. Pekovic.
— ¡Dr. Pekovic! ¡Dr. Pekovic! ¡Dr. Pekovic! ¡Dr. Pekovic, soy Orlando! ¡Vine por Ud.!—Orlando sintió que una sombra caminó detrás de él—¡Dr. Pekovic, soy Orlando!—Pekovic salió de detrás de una ruina con un fusil de asalto MP44 Sturmgewhr apuntándole a Orlando.
—Nie ruszaj—Orlando observó sorprendido al Dr. Pekovic.
—¿Qué dijo? No le en...—Pekovic se acercó a Orlando apuntándole con su fusil de asalto—Creo que ya le entiendo.
—Trzymaj się z dala albo rozwalę ci głowę.
—No le entiendo nada. Además pienso que no me reconoce. Soy yo, Doctor. Soy Orlando Sarovich. Trabajé con Usted e Iván Strambotik para construir la máquina del tiempo. ¿Me recuerda?—Pekovic observó detenidamente a Orlando, quien se acercó poco a poco a Pekovic, el cual ya estaba muy pensativo— Hemos construido de nuevo la máquina. Vine por Usted. Iván no debe tardar en regresarnos—Pekovic bajó el arma. —No funcionó, Orlando. La máquina no funcionó.
—¿De qué está hablando? —GeheimeStaatspolizei. Prometieron que perdonarían a mi esposa y a mi hijo si yo les entregaba a todos los judíos de mi comunidad, pero, la invasión nazi me los arrebató. Hice que trabajáramos en esa máquina para evitar que un soldado los matara frente a mí. Y lo hicimos. Logré llegar justo antes que el soldado disparara y lo mate. Pero cuando corríamos para huir de la guerra, mi esposa e hijo pasaron cerca de un muro que venía cayendo justo después de que un tanque de guerra disparara hacia ese edificio. El muro los aplastó y murieron inmediatamente. ¡Su destino era morir! ¡Quise cambiar su destino y no pude! ¡Todo fue en vano, Orlando! ¡Todo!
—No se decepcione. Los volverá a ver—En ese momento, todo el lugar comenzó a sacudirse por un terremoto—Debe ser la señal. Iván nos hará volver—El terremoto aumentaba de intensidad.
—No lo creo. Lo mismo sucedió cuando llegue—El terremoto aumentó su intensidad todavía más, Orlando y Pekovic cayeron al suelo, la tierra se abrió, las nubes se juntaron y varios rayos comenzaron a formar una burbuja de electricidad. La burbuja gigante de electricidad comenzó a tragar todo a su alrededor. Orlando y Pekovic corrieron para ponerse a salvo.
—¡Te agradezco que hayas venido por mí! ¡Pero debes salvarte tú! ¡Dile a Iván que estoy orgulloso de ambos y...!—Una nube de polvo se levantó rodeándolos—¡Es tu señal de regreso!
—¡No me iré sin Ud.!
—¡No se desesperen! ¡Los volveré a ver!—Pekovic corrió hacia afuera de la nube de polvo.
—¡Doctor, no!—La nube de polvo cubrió a Orlando desapareciéndolo.
Pekovic observó que la burbuja gigante de electricidad tragaba todo mientras se formaba, Pekovic fue tragado también. La burbuja arrasó con todo el lugar y al final explotó.
—Cuando reaccioné, estaba tirado a las afueras de Babilonia. Había muchos soldados persas muertos a mi alrededor y los babilónicos me rodearon creyendo que era un enviado de los dioses y que gracias a mí habían obtenido la victoria.
